Textos Fundantes

Carta FGHC 2020 – 2021

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Carta FGHC 2020 – 2021

Querida Familia Grande del Hogar de Cristo:

Recién comenzamos el nuevo año y siempre nos hace bien reencontrarnos y reconocernos. A la vez, qué raro y difícil es saludarnos sin abrazarnos. Acercarnos poco y mirarnos desde arriba de los barbijos. Escucharnos sin compartir un mate. Con todo, estamos juntos  y lo sabemos.

El 2020 fue un año completamente único. Como plataforma de despegue para no aflojar en este 2021 nos entrenó bastante bien. Hagamos un Recuento de Tareas y Acciones, y miremos también a este año que recién comienza como una tierra fértil para sembrar.

Primero, Gracias

Para el 2020 veníamos muy entusiasmados, preparando con muchas ganas el Encuentro Nacional que hacemos todos los años en el mes de marzo, que para nosotros y nosotras es fundacional.

Por otro lado, por primera vez, organizamos un encuentro apoyados en la convocatoria del Papa Francisco para pensar una nueva economía: la “Economía de Francisco”, por san Francisco de Asís, economía que tiene un rostro más humano.

A su vez, habíamos puesto como lema del año “Somos Iglesia” con la intención de poder reconocernos  como signo de la Iglesia que soñamos. En eso estábamos y de pronto se cortó  la presencia, el trabajo cercano con el otro y los encuentros, las pasantías, los recorridos, las visitas, las charlas y conferencias, en fin, todo lo que hacemos para ser lo que somos. Hubo que frenar de golpe y primero darse cuenta, tomar conciencia.

Recuerdo que veníamos muy atentos a lo que estaba pasando en Europa, la cantidad de fallecidos, la cantidad de enfermos, acá empezaron los primeros casos y después de decretada la cuarentena nos agarró mucho miedo como institución, un miedo casi paralizante. La primera reacción que tuvimos ante ese miedo fue juntarnos; nosotros tenemos muy claro como organización que el miedo se supera caminando con otros.

En esa reunión nos pusimos como prioridad tres ejes:

  • reforzar la asistencia alimentaria;
  • cuidar a los mayores y a toda la población de riesgo ya sea en situación de calle o consumo problemático;
  • y abrir casas de aislamiento.

Al haber una práctica cotidiana en nuestros lugares de trabajo, contemplando la realidad y siendo fieles a nuestro lema de “recibir la vida como viene”, rápidamente nuestros Centros, sin esperar directivas, salieron al encuentro demostrando que para nuestra organización lo único innegociable, más allá de cualquier adversidad, es soltarle la mano a la gente y quedarnos en nuestra zona de comodidad. 

Fuimos muy conscientes de que la cuarentena que se vivió en Europa iba a ser muy diferente a la de Latinoamérica con sus villas, el hacinamiento, el trabajo en negro, el trabajo informal, la pobreza y la indigencia, la malnutrición, las debilidades educativas, infraestructurales, sanitarias. Supimos que iba a ser muy importante tener un lugar de puertas abiertas porque sería imposible que la cuarentena “se aguantara” en las condiciones en que vive la gente en los barrios.

La verdad es que al mirar para atrás somos autocríticos y creemos que reaccionamos tarde, podríamos haber planteado esto antes de que se declarara la pandemia y preparar todos los lugares, pero se dio de esa manera  y estoy convencido de que se está haciendo mucho y muy bien.

Estamos muy agradecidos a cada uno de los que tomaron decisiones. Se organizaron y fueron a tirar redes de contención, fieles a nuestra mirada que siempre está en los más pobres, en los últimos, en los más solos. Pero lo que nos llena el corazón de alegría y confianza es que no lo sabíamos solo nosotros, lo sabíamos todos y todas, y eso fue lo más emocionante.

Nosotros  teníamos la experiencia de una práctica cotidiana y no fue novedoso para nuestros espacios ponernos al servicio del más necesitado.  Entonces brotó la entrega, la actitud de servicio junto con el conocimiento que se tiene de nuestros lugares, su  gente, los barrios, sus problemas y sobre todo, el amor que se tiene a la gente y a la tarea. En todos los Centros se pudo transformar ese amor en creatividad y se reconfiguraron  las actividades, las funciones y todos están, aún hoy, arrastrando el cansancio pero rompiéndose el lomo creativamente por amor y apostando al diálogo para resolver la infinidad de dificultades que fueron apareciendo.

Estamos muy felices por la respuesta institucional, y por la altura y la grandeza de las respuestas de los Centros. Hubo que ser valiente y capacitarse porque muchos lugares instituidos planteaban el cierre de todo y hubo discusiones, debates y posiciones diversas que se reconciliaron para dar la respuesta del amor que es presencia, con distanciamiento, barbijo y alcohol pero buscando lo que hace falta y poniéndolo en manos del que lo necesita.

Hoy estamos todos muy cansados, desbordados, se hace muy difícil después de tanto tiempo sin tregua, a lo que le sumamos la sobrecarga que significa que los lugares del Estado estén cerrados, las familias sin la escuela, con los centros de salud focalizados en el Covid-19, los lugares de internación con tremendas restricciones… Hoy quienes integramos los CB estamos asumiendo funciones del Estado, de un Estado que se corrió o cambió de rol en la emergencia. El esfuerzo de la gente de los CB es invaluable. Es conmovedor.

Nosotros como organización rezamos mucho a Dios para que esto nos una. Si algo está demostrando esta desgracia mundial es que nadie se salva solo. Necesitamos estar en sintonía como sociedad. Esta gran crisis nos pone a mirar con ojos nuevos nuestras verdades científicas, nuestras instituciones, nuestros modos de ser. Sueño con que no se nos ocurra hacerlo mirando cada uno nuestro ombligo, sino al otro, al hermano, al bien común por sobre el confort personal, aunque nos cueste mucho y sea tan difícil.

Nos tocó vivir este tiempo y a veces cuesta mucho mantenerse de buen humor, con energía para tanto trabajo, dormir de noche, estar a disposición, somos personas, tenemos límites y ritmos biológicos y personalidades distintas pero hay que tomar el ejemplo de nuestros barrios.

Una frase que repetimos mucho en el hogar es “la alegría de saber que no estamos solos”. Si nos quedamos encerrados en nosotros mismos, desesperamos, sentimos que somos locos batallando contra los molinos de viento. Pero cuando sabemos que somos muchos los que queremos otro mundo, que le estamos poniendo el cuerpo, que seguimos sosteniendo lo alimentario, el cuidado de la salud, el cuidado de las personas —y siempre con el eje puesto en la persona y con el más pobre en el centro— recibimos oxígeno lo que nos permite seguir empujando para adelante.

Eso es lo más fuerte que tenemos: que somos muchos los que decidimos caminar, con miedos y diferencias pero caminar juntos. Sabemos que en ese discernimiento que tenemos todos y todas en los distintos territorios del país podemos descansar, sintiéndonos comprendidos y yendo para adelante, siendo parte de un colectivo que es más que la fuerza de cada cual y que nos banca las espaldas.

Por otro lado, sabemos de la fortaleza de una comunidad que quiere a los vecinos, que hacen que los vínculos, el tiempo y el cuidado se mantengan. Si miramos a quienes hacen la marcha anticuarentena, ninguno es pobre. Creo que la fuerza y la sabiduría más grande la atesoran nuestros  barrios que aman la vida porque es lo único que tienen y es lo que más valoran aunque  las estadísticas muestren que la pierden más fácilmente que otros argentinos y argentinas, por las condiciones socio-históricas de su existencia, entre otras cosas.

Por eso también, les agradezco muchísimo a los pobres, a nuestras barriadas, que son muy pacientes y hacen que todo pueda sostenerse. Algo que observamos y compartimos  muchos de nosotros y nosotras es que ellos son los que más valoran la vida, la de ellos, la de sus hermanos, la de sus vecinos. En su vida cotidiana se ve que realmente tienen amor a su gente y eso hace que tengan paciencia, que sepan permanecer con todas las dificultades que tienen.

En este momento ciertamente muy, muy difícil, yo veo un signo de esperanza en que los chicos y chicas que pasaron por situaciones de consumo o violencia de género estén desempeñando un rol fundamental. Ahí están, se pusieron al hombro todo, desde cocinar, repartir las viandas, cuidar a los abuelos, armar los lugares de aislamiento, se unieron ante el sentido de la vida: ayudar a los demás.  La verdad es que los últimos se volvieron los primeros.

Esta realidad que tanto conmueve, nos lleva a una frase del Evangelio que describe tal cual lo que vivimos en nuestras comunidades: la piedra que descartaron los constructores se volvió, para nosotros, la piedra angular. Nuestros chicos y chicas son los que en pandemia sostienen el barrio, lo cuidan y mantienen los servicios esenciales.

 

Universidad Latinoamericana de las Periferias

Esta fue nuestra gran novedad. Encomendamos al padre Charly Olivero y Sofía Seru para llevar adelante esta iniciativa desde la Familia Grande del Hogar de Cristo. Podemos consultar estos dos enlaces que nos van a dar la idea del tamaño de este sueño que se va concretando:

  • Presentación de Charlie en el Vaticano sobre este tema: https://www.youtube.com/watch?v=yvxp8-d9vhM
  • Página de la Universidad: https://ulpe.org.ar/quienes-somos/

 

Desarrollo Humano Integral

Mucho hablamos en nuestros Centros Barriales y Hogares de Cristo sobre que se nos forma un cuello de botella muy grande ante el desafio de las “3 T” que presenta el Papa: Tierra – Techo – Trabajo. Ya vamos sabiendo que somos muy buenos recibiendo y acompañando tantas vidas en estos años, pero el acceso sagrado a esos derechos necesita de nuestras innovaciones y creatividades. Como dijo el Papa Francisco en Bolivia:

“Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de las ‘3 T’. ¿De acuerdo? Trabajo, Techo y Tierra. Y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!”.

En esta realidad que nos apremia queremos contarles que el Área de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones en Caritas Argentina, en una nueva estructuración de la Institución, queda fusionada junto a las Áreas de Economía Social y Solidaria, y la de Vivienda, como una nueva área: Desarrollo Humano Integral. La intención de esta renovación estructural es gener un camino juntos en este proceso.

 

Asamblea y Festejo Marzo 2021

Este año se fueron Federando oficialmente muchos Centros Barriales y es necesario renovar la Comisión Directiva. Queremos que en el nuevo trienio se encuentren más representads tanto el Interior como las mujeres. Nuestra primera comisión fue más operativa y con lo fundacional del momento y estaba conformada por:

Presidente: P. Pepe Di Paola

Secretario: P. Charly Olivero

Tesorero: Pablo Vidal

Vocales: P. Tano Angelotti, Mónica Santos, Pedro Bayac

Comisión revisadora: Fabiola Carcar, P. Guillermo Torre

 

La nueva comisión que proponemos para Votar en Asamblea por los Federados es la siguiente:

1) Presidente: P. Pepe Di Paola

2) Secretario: P. Tano Angelotti

3) Tesorera: Beatriz Ballario

4) Vocal: Ana Campoli

5) Vocal: Romina Roda

6) Vocal: María Elena Acosta

7) Comisión revisadora: Sofía Bordoli

8) Comisión revisadora: Quique González

 

Nos gustaría que en este tiempo nos hagan llegar comentarios/reflexiones o modificaciones que le gustaría hacer a la lista propuesta.

 

Sabiendo que todo puede cambiar de un momento a otro en lo vinculado a las restricciones que vivimos durante la pandemia, igualmente reservamos para la Misa el Domingo 21 de Marzo en la Basílica de Luján como festejo presencial para quienes pudieran concurrir.

 

“Somos Familia”

Este es el lema para nuestro 2021 “Somos Familia”, en sintonía con el Papa Francisco y y el año de San José. Este será nuestro espíritu de Familia Grande para reflexionar juntos durante el  2021 y pronto les acercaremos un texto que profundice esta línea.

 

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Seguimos caminando como Familia Grande. Seguimos soñando y alcanzando sueños. Gracias a todos desde el corazón. Que el 2021 nos encuentre como hasta ahora: juntos, trabajando y unidos por la fe que nos hace hermanos.

 

Escuela Familia Grande Hogar de Cristo

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Comentario(1)

  1. Benito Alberto chavarria dice

    Donde queda este hogar me podrían decir x favor

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