Encuentro 8: El sentido de organizarnos como cooperativa – Gustavo Barreiro
Gustavo Barreiro
Técnicamente soy el presidente de la Cooperativa de Acompañantes de Usuarios de Paco (AUPA) que fue la primera cooperativa que armamos desde el Hogar de Cristo cuando el hogar estaba resumido a Barracas, nada más.
Les cuento cómo comenzamos y el camino que fuimos haciendo. Primero empezamos como pre cooperativa, el hogar nace en marzo de 2008, en Barracas. El Cardenal Bergoglio le lava los pies a los primeros compañeritos, y ahí arrancamos. Arrancamos de una manera muy sencilla. Estelita, en ese tiempo daba un taller de Espiritualidad, con su esposo Carlitos y otra banda de gente e intentamos algo ahí que no sabíamos muy bien qué era pero que de a poquito se fue separando de lo que es un centro tradicional de día y se fue armando algo más complejo como son los Centros Barriales.
Año y medio después de la fundación de El Hurtado, cuando aún no había nacido el Don Bosco en la 1.11.14 o el Mujica en la 31, ya empezamos con esto de la cooperativa porque para ese momento los compañeros que habían pedido ayuda y ya estaban un poquito mejor y empujaban porque querían más cosas. No les alcanzaba estar en el grupo terapéutico, haber ido a la granja, ya los chicos querían cosas más sustanciosas. El trabajo cura. Nos dimos cuenta que hacía falta trabajo.
Nosotros antes simplificábamos y decíamos que había una primera etapa que era el Centro Barrial, que en ese tiempo no se llamaba centro barrial todavía; una segunda etapa que era la granja; y, una tercera etapa que era la reinserción. Esas cosas, modos de funcionamiento, que uno sacaba de lo que había en el momento. Y nos dimos cuenta que esto de la reinserción tenía mucho que ver con el trabajo, mucho que ver con la vivienda.
Entonces cuando empezamos con la pre cooperativa que tiene como logo un señor levantando a otro, que está pintado en la capilla Sixtina de Caacupé, y cuando al principio con los chicos decidimos llamarnos Acompañantes de Usuarios de Paco nos dimos cuenta que era AUPA. Estaba a upa. Entonces dijimos “este es el logo”. Recortamos el dibujo que está en Caacupé en la Parroquia de la villa 21 y ese fue nuestro primer logo, el logo de la pre cooperativa. Y era esto, levantarnos unos a otros y ayudarnos.
Empezamos a ver que el trabajo a lo mejor era difícil conseguir porque pasar un pre-laboral es complicado, muchos de los compañeros tienen, como sabemos, poco hábito de trabajo entonces les costaba un montonazo encontrar lugares que lo recibieran bien, muchos tenían antecedentes penales o enfermedades graves. Entonces los trabajos “normales”, por así decir, que ofrece el mercado eran trabajos que, en general, no les iban. Algún grupito más chiquito sí lo lograba, pero remándola mucho.
En ese tiempo Jony Villagra, por ejemplo, que fue uno de los fundadores de la pre cooperativa y ahora está muy bien. Jony consiguió trabajo en una zapatería de Mataderos, que era una zapatería amigable, una zapatería donde el dueño entendía y Jony no tuvo que mentir nada, de dónde venía y qué problemas había tenido. Sin embargo, le costó un montón. Ahora ya hace 6 o 7 años que está trabajando en blanco, es un capo laburando, es un tipo muy respetado y necesario en la zapatería, con gran habilidad, pero le costó bastante.
Yo calculo que recibimos unos 150 llamados de teléfono del pobre hombre que tenía que entender, quería entender pero la mayoría de los empresarios no tiene esa disposición creo. Difícil que llamen tantas veces para dar oportunidades, entender y de alguna manera ayudar. Entonces pasaba esto que alguno encontraba trabajo, podía sostenerlo y le iba bien y lo aprendía, pero la mayoría tenía dificultades. Muchos de los trabajos lo que necesitan es gente que cumpla, que joda poco, que no se enferme, que no tenga problemas, que no tenga que dar mucha vuelta, que no necesite hablar; que necesite plata nada más. El tema es que cuando el trabajo ofrece sólo plata en general, por lo menos para la mayoría de la gente que me tocó acompañar, es insuficiente. Necesitamos que el trabajo sea algo más, nos pasa a casi todos.
Los chicos se iban encontrando con que en la pre cooperativa, en esto de acompañar a veces iban a la zona de Otamendi y que era un viaje largo, con aventuras en el tren y todo eso, llegar allá, estar, pasar el día y volver. Volvían llenos, cansados, pero con el corazón contento. Ya empezábamos las visitas a los Institutos de menores o a las cárceles y a muchos compañeros les hacía bien y uno venía contento.
Me acuerdo de Papito, que había estado tanto tiempo detenido y había venido a pedir ayuda para dejar de entrar en la cárcel; porque él tenía 34 años y de los 34, 18 había estado preso. Cuando le proponemos qué tarea podía hacer: en los hospitales, se desmayaba, no le gustaba, era muy flojito para eso; la junta terapéutica le daba fiaca, era muy lejos; y, empezó a ir a Ezeiza que era un penal en el que él estuvo mucho. La primera vez que entró le costó. Después se dio cuenta que esto de entrar y salir le encantaba, el tema era no quedarse. Y, al contrario, lo reafirmaba en el deseo de estar afuera porque no le gustaba, ya no quería volver. La semana en que se escribieron estas palabras, le tocó recibir a un compañero que salió de prisión, que está viviendo en la Casita Libertad (la casita que acompaña a los presos), y este compañero que es un poquito más grande que Papito, estuvo 26 años detenido. Igual que Papito, la misma lógica, nada grave, robos chiquitos, salía, roba enseguida, volvía a entrar otra vez preso y su vida fue de penal en penal. Y el diálogo entre los dos es imperdible porque Papito le estaba hablando ya desde estar 7 años en libertad, que no volvió, el período más grande, salvo cuando fue bebe y niño después no estuvo tanto tiempo en libertad.
Enseguida nos dimos cuenta que la pre cooperativa podía hacer tareas muy sencillas que los chicos podían hacer bien, las hacían bien, muchas veces mejor que nadie. Además con un gran ánimo y, también a veces, con una experiencia particular grande. Esa tarea que hacían les hacía muy bien. Lo que faltaba era buscar el manguito para que tuviera ese cierre, que fuera un trabajo, no solamente una tarea solidaria o generosa sino que también pudiera reportarle un manguito para la vida.
Entonces se nos ocurrió realizar un convenio con el Ministerio de Trabajo, podía servir. Lo hicimos muy cerquita de haber fundado la pre cooperativa, en diciembre de 2010. Si bien no es un programa destinado a este tipo de cosas se pudo acomodar un poquito para que sirviera. Entonces los muchachos recibían una paga mensual y por esa paga mensual tenían que hacer algún tipo de tarea. Eso fue el germen.
Después nos dimos cuenta que teníamos que conseguir algún tipo de financiamiento para que hubiera algún dinero más sólido porque algunos de los compañeros estaban haciendo tareas más dedicadas, de más tiempo. Entonces dijimos: “esto se puede organizar como una cooperativa hecha y derecha”. Después de hacer un discernimiento largo vimos que ese era el mejor modo. Había otras formas de organizarse como una fundación o una asociación civil.
Pero, nosotros vimos que claramente la cooperativa y, específicamente, la forma cooperativa de trabajo, de todas las que existen en la legislación argentina, era la mejor porque todos nos embarcábamos en un mismo proyecto. O sea, todos éramos socios. No había un patrón y empleados sino que todos íbamos a sostener. Entonces el que quería venir con status de empleado para ganar un sueldito y nada más no venía, el que quería ser patrón no podía.
También, nos daba esto que es un poquito más evangélico, más cristiano, de poder hacer algo entre todos y, de alguna forma también, nos ayudaba a compartir el lío en que nos metíamos. Por ejemplo al socio Tano, Nicolás Angelotti, el Padre Tano es uno de los primeros socios de la Cooperativa. Ahora empezó su tarea en Puerta de Hierro allí en Villegas, debe ser uno de los lugares más complicados del país, en el top 5 debe estar, de las comunidades más complejas del país: Puerta de Hierro, San Petesburgo, 17 de marzo, toda esa zona que le tocó a él es de las más bravas. Y él, de alguna manera, fue con esta claridad. Con él como socio de la Cooperativa fuimos a armar una filial. A través pudimos de la Cooperativa pedir una ayuda al INAES para armar la primera sede. Y él paralelamente formando la cooperativa San José de Puerta de Hierro, ya le dieron la matrícula en un tiempo vertiginoso porque la gente del INAES entendió que esto es bueno, que es importante que haya. Y el Padre Tano va a poder asociar a gente que se va a animar a ir a un lugar bravito a prestar un servicio. El que quiere viene como socio, se asocia al proyecto con su corresponsabilidad empieza a funcionar. Si el Tano tuviera que contratar gente para venir a trabajar a ese proyecto seguramente le sería muy complicado y a lo mejor vendría gente con necesidad de un trabajo, pero seguramente se achicaría rápido.
Los que van ahí tienen que ser personas que van a compartir la tarea con mucha generosidad, con mucha vocación sobre todo. Entonces, vimos que la forma de cooperativa de trabajo era la más adecuada. Así empezamos, presentamos los papeles en el INAES y nos llevó dos años para que nos aceptara como Cooperativa de Trabajo y nos diera la matrícula. Se entiende la demora porque si bien somos una Cooperativa de Trabajo de Derecho, en realidad somos una Cooperativa Social de Hecho. Y este es un punto muy importante.
La legislación argentina prevé las Cooperativas de Trabajo en cualquier lugar del país. Pero en realidad es inadecuado el título Cooperativa de Trabajo porque somos un poquito más que una Cooperativa de Trabajo que en otras legislaciones como la europea, por ejemplo, precisamente en Italia, ya se ha acomodado pero en nuestro país todavía no. En este sentido, Pablito está trabajando mucho con esto de la Cooperativas Sociales.
Se está armando un camino con otra gente de otras cooperativas que no tienen que ver con el Hogar, gente muy buena, y pretendemos que haya una legislación parecida, acomodada a nuestra realidad. Una legislación como la que hubo en un comienzo en Italia y en otros países de Europa para formar esto de la Cooperativa Social. Una de las cuestiones que marcan una diferencia entre las Cooperativas Sociales y las Cooperativas de Trabajo tiene que ver con lo siguiente: lo que para una Cooperativa Social es “medio” para la Cooperativa de Trabajo es “fin”.
Por ejemplo, cierta actividad productiva, en una cooperativa de trabajo es un “fin”. Un grupo de personas se asocia con la intención de realizar dicha tarea. Mientras que, en una cooperativa social, puede existir una actividad productiva similar, pero en este contexto es “medio” para acompañar y promover a la persona. Al ser medio y no fin, entra en juego la variable tiempo. Son cooperativas diferentes porque tienen objetivos diferentes.
Mientras que en las de trabajo la productividad, la eficiencia y el rendimiento son determinantes para su subsistencia en la competencia con el mercado, en las cooperativas sociales estos factores pasan a segundo plano porque:
◊ la actividad es un medio para alcanzar otro objetivo más amplio ◊ las personas que realizan la actividad se encuentran desventajadas en sus derechos
◊ el objetivo es acompañar y promover, y en ese camino que lleva tiempo, la actividad es un medio más para alcanzarlo, por lo tanto, no puede apresurarse bajo los lineamientos del rendimiento y la eficiencia que exige el mercado.
El objetivo en la Cooperativa Social está centrado en la persona que se encuentra en un estado-contexto de vulnerabilidad y desventajada en sus derechos. Vamos a aplicar esto a un par de ejemplos. “Usted señorita, le vamos a dar trabajo… ¿tiene pareja? ¿Está embarazada?” Ya es un problema porque el señor va a pensar: “ella va a tener más hijos, y es el primero, después el segundo, etc…” es un lío. Le preguntamos a Patri: “¿tiene trabajo? ¿qué edad tiene? Oh, ya está para jubilarse, empieza a dolerle todo, etc.” Imagínense si le preguntan “¿estuvo detenido?” “Sí, estuve detenido”. “Y, ¿qué enfermedades tuvo?” “Tuberculosis, HIV, hepatitis B, hepatitis C, nada más… ah un problema psiquiátrico también”.
Patri tuvo una actividad muy linda durante un tiempo en el Hospital Muñiz, el hospital de las pestes (como le dicen), de las infecciosas y como está, providencialmente, cerquita de la villa 21, del Hogar de Cristo donde nació el Hurtado, fue un hospital que nos trajo un montón de soluciones y un montón de problemas también que fuimos atajando. Patri, del Hogar, es la persona que más trabaja ahí en el Hospital Muñiz. Este es un hospital gigante, con mucha demanda entonces necesita estar lleno de secretarios. ¡El desafío que es elegir secretarios buenos! Se hizo un casting y ¿a quién se eligió como secretario?
Acompañamos a un chico, Jony, que estuvo internado mucho tiempo en el hospital (tuberulosis, HIV de transmisión vertical, es decir heredó de su mamá). Y él no le encontraba ninguna vuelta a tomar la medicación pero, básicamente, porque él me decía: “¿yo para qué quiero vivir?” Ahí teníamos un problema porque los médicos estaban, teníamos la posibilidad de que él estuviera bien pero él no tenía ganas de vivir porque no tenía ningún motivo. ¿Qué hacíamos? Entonces le dije: “Jony, ¿vos no querés ser mi secretario?” Porque él conocía el Hospital Muñiz como nadie; había estado internado en todas las salas del Muñiz, desde chiquitito, desde los 5 años. Y él nos dice: “pero yo tengo medio cerebro” (porque tuvo toxoplasmosis, que le dejó la mitad del cuerpo paralizado, entonces arrastraba una pierna, no movía una mano y tenía dificultades en el hemisferio izquierdo). Entonces le digo: “es justo lo que necesitamos. Acá para el puesto se necesita un chico que conozca el hospital y que tenga medio cerebro”.
Desde ese día, hace 4 años, Jony empezó a trabajar en el hospital conmigo, básicamente tiene el cargo de secretario y ya lo conocen todos en el hospital ,porque lo conocían de antes ,pero en una nueva tarea que es esta de acompañar a otros chicos que sufren el tema de la enfermedad y que él conoce como nadie, desde su propio sufrimiento y desde la experiencia de haber pasado por todas las salas del hospital.
Entonces Jony que ya está negativo en su HIV, se curó de su toxoplasmosis, piloteó como nadie la tuberculosis y salió adelante. Ahora él tiene un don especial que es el poder transmitir a otros las ganas de vivir, de encontrar un rumbo. Esto, básicamente, se lo dio la posibilidad de tener una tarea que hacer en la cual él es muy bueno. Hay cosas que yo no puedo hacer porque no viví lo que él vivió y ayuda mucho a otros. La posibilidad de tener un trabajo real se la dio la Cooperativa. Él tiene esas capacidades y la Cooperativa le dio la posibilidad de realizarse en una tarea que hace muy bien.
Actualmente, Jony sigue siendo mi secretario y ahora hay una chica más que trabaja y que es la secretaria de Jony. Nos controla y aparte él tiene una tarea muy difícil que es evitar que a mí se me pierdan cosas, que hasta altura de mi vida voy perdiendo cosas por todos lados. A veces no sé dónde dejo el auto, pierdo la agenda, entonces él va controlando que yo no pierda nada.
A la manera de Jesús que cuando eligió sus primeros 12 socios cooperativistas no eligió la crema de Jerusalén sino que eligió a unos cachafaces, con traidor incluido, nosotros seguimos el ejemplo en ese sentido. Construimos con los chicos que es muy importante y si nosotros lo hacemos solamente por “caridad” para que tengan un lugarcito, nos quedamos cortos. Pero si tenemos la capacidad de creer en ellos, ellos de alguna manera, nos dan sorpresas muy grandes. No es un discurso. Estamos convencidos, lo probamos.
Por ejemplo, Jony está medicando a dos chicos en la 1.11.14 que tienen una complejidad gigantesca, que el sistema de salud no sabe qué hacer y que médicos solos no alcanzan porque hace falta un hermano que diga “abrí la boca, tomá”. Y él les dice los efectos adversos, cómo hay que tomarlas, sabe las trampas que pueden hacer, sabe todo. Eso es genial. Podemos contar mil de estas historias. Otro ejemplo, Patri acompañaba a una compañerita, Jessica, que estuvo 7 años viviendo en la Maternidad Sardá pero no adentro sino bajo la escalera. Estaba desanimada, un epoc gravísimo, caminaba un poco y ya se cansaba. Se pudo parar, se pudo acomodar, pudo alquilar una casita, todo. Se acomodó y empezó a darle una manito a la Cooperativa. Y a ella te tocó recibir a Gloria, fue una tarea grande que tuvo.
Gloria es una compañera que había estado muy mal en consumo, quedó con un montón de enfermedades. De hecho, se estaba muriendo en el Penna, hubo que pasarla a terapia intensiva grave en el Muñiz, porque estaba desahuciada. Se salvó ahí. Después quisieron trasladarla al Moyano porque supuestamente tenía un problema psiquiátrico muy grave. Ella había quedado muy mal, no hablaba, no se comunicaba. Para que no fuera al Moyano (la querían trasladar allí por problemas psiquiátricos) la recibió Jessica en su hotelito y le hizo lugar. Ahora fue a pasar el Día de la Madre con sus hijos, cerca de lo del Padre Tano y es quien pone paz y calma.
Cuánta gente vamos a encontrar que la alternativa que dan los especialistas, los psiquiatras, era mandarla al Moyano. ¿Quién va a tener los huevos de recibir en su casa alguien así? Nadie. Y de estas cosas tenemos cientos. A partir de estas experiencias, nosotros nos fuimos convenciendo de que los chicos podían hacer tareas tan importantes como cualquiera de los voluntarios calificados. Y que si trabajábamos juntos era un negocio grande para todos. Entonces se formó una Cooperativa.
Costó que el INAES entendiera, estuvimos dos años debatiendo porque, claro, tenía que ser una Cooperativa de trabajo que iba a ayudar a gente que necesita ayuda pero que no tiene un mango para pagar el servicio y no sólo no va a pagar sino que teníamos que ayudarlos con ropa, con alojamiento. Y nos decían: “Bueno, no va a andar como negocio”. Nosotros lo entendíamos pero alguien lo tiene que hacer. Entonces hasta que lo entendieron, llevó un tiempo.
La Cooperativa social va a costar, aunque bajamos de dos años de trámites para lograr la primera cooperativa de trabajo a 6 meses en los últimos casos, porque la legislación es inadecuada, es una legislación que todavía no contempla esta situación que haya muchas Cooperativas sociales. Lo mismo pasa con los chicos de Barracas con las duchas, por ejemplo. Son Cooperativas claramente sociales que tienen que estar. Bueno, al INAES le costó un poquito. Finalmente, la aprobaron como Cooperativa, en la anterior gestión.
Al que está ahora a cargo le tocó estar en todo este debate como parte del Directorio del INAES y cuando asumió fuimos a conocerlo y él estaba muy contento y, de alguna manera, se comprometió a intentar facilitar las cosas para que fueran apareciendo. Con las condiciones que tenemos actuales de legislación se puede igualmente hacer una Cooperativa a nuestra medida.
Se puede lograr que funcionemos como una Cooperativa de Trabajo bastante bien, sin demasiada traba burocrática y, si el Estatuto lo permite, en el artículo 5, tener una tarea bastante amplia. Nuestro objetivo como Cooperativa es acompañar a los usuarios del paco que piden ayuda, desde que piden ayuda por primera vez hasta su definitiva reinserción social, es amplia. Porque acompañar integralmente es trabajo, es estudio, es salud, problemas judiciales, desde que piden ayuda hasta que se acomodan. Cuando se acomodan ya sería el momento de ingreso, no cuando terminan el tratamiento de un año de la beca sino cuando se acomodan.
Ahí generalmente pasan a dar una mano porque el Hogar es como una familia y, en definitiva, nadie quiere irse de la familia si uno está a gusto, no es una carga. La Cooperativa, básicamente, acompaña cuatro proyectos concretos, que son: La casita Masantonio, la casita Libertad, la casita Madre Teresa y la casita Animé. El primero, la Casa de Acompañantes de Usuarios del Paco con enfermedades complejas, la Casita de Masantonio o el Hospitalito, que también es la sede de la Cooperativa. Y ahí fue dar respuesta a los compañeros que tienen problemas con el uso de las drogas y problemas con la salud. Chicos que están por fuera del sistema de salud. O sea, no empezamos a competir con los hospitales, que son buenos y muchos los tenemos a la vuelta, sino con los que quedaban afuera, personas que terminaban muriéndose.
Paralelamente, también comprometiendo un poquito a la salud pública en general porque, por ejemplo el HIV se contagia de manera muy concreta y es fácil de saber si uno tuvo posibilidades pero la tuberculosis por ejemplo ya es un poco más complicada como es por el aire y vimos que había distintas maneras de tuberculosis que uno se podía contagiar, no solamente había una tuberculosis común sino otras multiresistentes y otras extremadamente resistentes, entonces nos dimos cuenta que era un lío. Hay una nota en Clarín que contaba el aumento de la tuberculosis. La Organización Mundial de la Salud se propuso la desaparición de la tuberculosis en el mundo y en nuestro país va aumentando.
Buenos Aires es un lugar que aumenta, sobre todo por los chicos usuarios de paco. Uno tiene que tener ganas de curarse, si no tiene motivos, si no tiene una esperanza, si no tiene un proyecto, si no puede trabajar y qué va a hacer. La Cooperativa, entonces, dijo esto es una tarea propia de la Cooperativa. Así como decimos que los Centros Barriales son como dispositivos inespecíficos, agarran la vida como viene, la Cooperativa en este caso empezó con un lugar específico, para acompañar a los enfermitos.
Así, con compañeros de los viejos se empezó a armar un equipo de personas que estuvieran en esa Casita de Masantonio, que tenía que estar abierta todos los días, todo el día para dar la medicación directamente asistida para los que necesitaban ayuda, visitarlos en el hospital, acompañarlos a hacer análisis. ¡Imagínense lo que sería un centro de salud comunitario pero con esta dedicación! Con personas que les cuesta mucho, por su dinámica de consumo o porque no tienen ánimo o porque están muy hechos pomada.
Por ejemplo, el Chaco, tuvo un accidente en el que se le cortó la columna y quedó de la mitad para abajo paralizado, un pibe joven, veintipico de años sin poder controlar esfínteres, sin poder mover las piernas ya nunca más, no hay posibilidad de reconexión, entonces hay que remarla para entusiasmarse. Ahora está viviendo en Chaco, con su familia, le costó mucho pero tiene su pensión, pudimos lograr que viajara hasta allá, mudarse con su mamá que cuando se enteró (hacía años que no tenían novedades de él, como pasa tantas veces con la gente del interior) vino, lo pudo rescatar, llevar para allá, le armaron una piecita.
De todo eso se ocupa Masantonio, acompañarlos, generar un proyecto hasta que vayan para algún lado o a veces al recibir chicos que están en la calle y que no les da el cuero para nada más que para tomar la medicación. Pero, por lo menos, que tomen la medicación, dejar el problema de la droga nada más pero que la tuberculosis u otras enfermedades no se los lleven. En algunos casos hay situaciones más complejas como Juan con sus dos hijos. Una familia completa en Ciudad Evita que costaba que vinieran para nuestro barrio, entonces todos los días un compañero va a llevarle la medicación a su casa y están terminando.
Y hay casos para el sistema de salud imposibles, personas que estuvieron años y años internados. Para poder darle un manguito a los chicos por las tareas que hacen, nosotros le tenemos que pedir plata al Estado. Por ello, que todos los socios lleven un manguito. Y, ¿eso es gasto público? No, es economía, es pura economía. Un tratamiento de una tuberculosis extremadamente resistente puede costar $600.000, un tratamiento nada más. Fíjense la cantidad de plata que evitamos gastar.
Yo ahí me animo a hablar con cualquier economista que tenga esta dificultad y hacérselo entender: la economía que generamos desde Masantonio es gigante en plata pero, sobre todo, en vidas y no es una mirada médica nada más, no es un médico que viene y se ocupa solamente de esa partecita de la persona más sino que, en esta mirada integral que tenemos en el Hogar, es tratar de que la persona pueda encontrar de vuelta la vida. Muchos la encuentran y muchos están re contentos, comparten con la familia.
Tenemos un compañero, Oscarcito, un compañero viejo del Hogar que tuvo que medicarse. A él le costaba tomar la medicación pero ahora está con su pareja, con su hijito con su proyecto. Se arma la vida completa y eso es muy lindo. El segundo proyecto de la Cooperativa fue la Casita Libertad. Es una hermanita de la Casa Masantonio que está pensada para problemas judiciales, en lugar de los problemas de salud. Pensar que los compañeros que están detenidos tengan un acompañamiento adecuado mientras están en la cárcel y cuando le toca salir tener un lugar donde empezar.
Por ejemplo, el caso de Daniel que desde los 26 años estuvo preso. Él salió y llegó a la Casita Libertad: su camita, su armarito, comida, gente que entendía, no tenía que explicar mucho, tenía un montón de compañeros, unos atendiendo el teléfono, otro ocupándose de la comida, eran todos compañeros que habían tenido problemas de ese tipo, había abogados. Y Daniel decía: “esto yo nunca lo tuve, todas las veces que salí de la cárcel nunca tuve esta oportunidad”. Y les decía a los más jóvenes “hay que saber aprovechar, es una cosa buena tener esto”. Y claro que es una cosa buena. Y la relevancia de estos espacios tiene muchas dimensiones.
¿Cuánto gasta nuestro Estado en una persona que está detenida un mes en el Servicio Penitenciario Federal? $50.000 por mes por cada persona que está detenida. Por un menor, $100.000. ¡Qué locura! Y, ¿cuánto se gasta cuando la persona queda en libertad? $0, lo dejan como perros en General Paz y Madariaga y que se la arreglen. Salen, generalmente, sin ningún documento, sin ninguna tarjeta SUBE, sin pilchas, con problemas nada más. Y ¿dónde van a ir? El que tiene una familia y que a lo mejor hizo un delito económico y tienen quien lo espere, ese no tiene problemas. Pero estos chicos que, en general, han metido la pata fiero y han estado poco tiempo detenidos porque son delitos chiquitos, salen y lo más práctico es disparar para la ranchada que los van a recibir a cualquier hora, no hay problema.
La Directora Nacional de Reinserción Social nos decía que hay estadísticas que muestran que la reincidencia, o sea que los chicos vuelvan a la cárcel, se da especialmente en las primeras 48 horas, es el momento clave. Entonces tiene que haber un lugar donde podamos recibir a los compañeros para que tengan una oportunidad de arrancar. La Casita Libertad en vez de tener médicos, tiene abogados. No hace falta decir que los médicos de la Casita Masantonio no son médicos nada más, son médicos misioneros, médicos con vocación, son personas que aman la medicina, no vienen a hacer un trabajo así nomás vienen a atender pacientes, vienen a acompañar amigos. Y lo mismo los abogados que trabajan en la Casita Libertad. Cuando los profesionales y los no profesionales, todos los que trabajan lo hacen con ese espíritu la cosa va muy bien.
Y aunque sean chiquititos esos dos lugares son luminosos. Tres de los abogados que empezaron a trabajar en la Casita Libertad habían dejado de ejercer el Derecho porque estaban frustrados y con esto volvieron a ejercer el Derecho, esto sí les gusta. Tenemos ahí una oportunidad lindísima porque hace falta gente que se encargue de estas tareas y los chicos están dispuestos a hacerla y la pueden hacer muy bien.
Tanto el acompañamiento a los enfermos, no hace falta ser uno en cada Centro Barrial, pero a veces asociándose, con los vecinos, un lugarcito puede servir para varios. La Cooperativa se encarga de esto. El problema es cómo financiamos esto, por ello, es necesario que los funcionarios entiendan que esto es economía pura porque, justamente, si Daniel reincide y vuelve a estar preso, es un lío y el costo económico es mayor.
Cuando nos vino a visitar Garavano a la Casita Libertad, el ministro de Justicia, moría en el séptimo muchacho suicidado en Ezeiza en el año. Siete chicos se habían suicidado por las condiciones del penal, quizá el más equipado del país, incluso con lugares psiquiátricos importantes. Garavano tuvo que intervenirlo y cambiar de directores y todo eso. Puso una mujer como vice directora a ver si una mujer ponía una mirada un poquito más cariñosa sobre los internos. Pero siete personas que se mataron porque las condiciones son muy malas.
El tercer proyecto tiene que ver con Malvinas. Para comenzar voy a comentar sobre la comisaría de Malvinas para que veamos cómo está el servicio penitenciario bonaerense. En la comisaría de General Rodríguez hace dos años detuvieron a un muchacho, por droga. En la Comisaría primera de General Rodríguez, había unas 32 personas detenidas en un lugar que no tenía la capacidad para esa cantidad. Estaban días, semanas y bastante más.
El año pasado fue otro muchacho también detenido, ya no eran 32, eran 44 y hace unos meses, que otro compañero fue detenido también, eran 54. Nos parecía aberrante que hubiera un grupo tan grande de personas pernoctando ahí, estando, había que tener valor para estar ahí y seguían ahí porque en los penales no había lugar, comisarías repletas. Fíjense si no es una obra de bien grande la que podemos hacer. Si asumiéramos de alguna manera esta tarea de que el Estado entienda que esto es economía, si logramos que las personas que salen de prisión tengan muchos motivos para estar afuera y no quieran volver a ese infierno. Porque es un infierno, es un lugar de tortura que estamos sosteniendo entre todos.
Si bien no se habla mucho de esto, tenemos que saber que tenemos campos de concentración, , lo sepamos o no lo sepamos, hay módulos hechos y derechos de muerte que nos deberían de dar vergüenza a todos los argentinos. Los tenemos y todavía no estamos en las condiciones de Brasil, de Centroamérica, se puede empeorar todavía mucho más, pero vamos camino hacia eso. Simplemente con la cantidad de población que hay, estamos excedidos, ya es eso.
Ustedes saben, si en una pieza ustedes tienen un hijo seguramente no va a tener tanto conflicto, si ponen dos hijos y ya empiezan… si ponen cuatro, si ponen seis, si ponen 8 hijos y va a haber más problemas porque este quiere escuchar la tele y el otro quiere la radio… Imagínense lo que pasa en la cárcel. Entonces, este proyecto tiene que ver con lo que llamamos Malvinas que se armó la primera Casita del Hogar, la madre Teresa. A partir de ella muchos chicos fueron ahí, familias que estaban en calle y no tenían dónde vivir, las personas que fueron a vivir allá pudieron conseguir un terrenito, a veces tomándolo porque no hay mucha posibilidad, y armaron en forma pacífica, como corresponde.
Entonces la Cooperativa va ayudando puntualmente a eso, al armado de las casitas. Al Centro Barrial de ahí, que lo llamamos Centro Barrial Rural, está la granja de mujeres ahora y lo que es el Centro Barrial que tiene pequeñas actividades que le reportan un manguito a los chicos hasta que pueden empezar a buscar la vida. Entonces genera un espacio donde es posible conseguir un pedacito de suelo todavía para edificar algo.
Chicos o familias que tenían muchas dificultades para venir a la ciudad, por lo que es el costo del alquiler. Entonces conseguir un pedazo de terreno no era tan complejo y empezar a armar una casita de a poco, algunos cachafaces se han armado casas lindas y se han acomodado bastante bien.
Y el último proyecto, estaba muy ligado a Masantonio, es la Casita Animé, la casita de las mujeres trans. Todo lo que tiene que ver con las mujeres trans, ellas son las que más sufren, lejos, el tema de usuarios de paco. Chicos con problemas de ley, chicos usuarios de paco la pasan para el demonio, viven todo el conjunto de enfermedades agravado, con problemas judiciales porque se meten siempre en líos, las usan mucho para eso y, además, toda la incomprensión que la sociedad tiene hacia ellas. Y de alguna forma no podíamos dejar de dar respuesta porque veíamos no sólo cómo morían en el hospital, en el Muñiz hay cantidad de chicas trans que sufren.
Cuando están en la camita, cuando están mal no saben qué fulero, son seres humanos que quedan mal, mal, mal. Y lo que tenemos en general es algunos dispositivos para hacer algún taller, para ir a charlar, para ir al psicólogo, para buscar el documento o ir al Hospital Durand para acomodar el físico a su realidad de género. Pero vivienda y laburo no hay. Entonces la Cooperativa tiene que meterle por este lado. Así que alquilamos una casita donde está viviendo un grupo de 8 chicas, van a hacer un lavadero para meterle, están haciendo algunas cositas ahí.
Pero, ¿para qué mencionar estos proyectos de la Cooperativa? Para que una vez que el Centro Barrial tiene un trayecto que empezó, que se afianzó, que están decididos a meterse en el lío y darle para adelante, generalmente va a llevar un par de años mínimamente, cuando el Centro siente que está maduro y ya cuando los chicos empiezan ¿y? ¿qué más? ¿qué hacemos? Yo ya me encontré con mis hijos, ya tengo a mi señora y ahora tengo que pagar la olla y entonces hay que buscar. Algunos van a poder trabajar en el mercado normal y la mayoría van a meterse en estos nuevos nichos.
Estos nuevos emprendimientos que son tan necesarios y que, de alguna manera, matamos dos pájaros de un tiro, atendemos un problema grave y trabajan los chicos. Debemos tener en cuenta que llegar a esa madurez del centro barrial depende de cada lugar porque todos los lugares son distintos, según los equipos que se conforman, no hay dos realidades iguales, cada centro Barrial va a ser único e irrepetible como tiene que ser entonces va a depender mucho de eso
Cuando llegue el momento de las cooperativas, hay que ser un poco creativos, cuando decidan armarla, más al comienzo o más al final, pueden meterla. La cooperativa puede incluirlos a todos: a los compañeros que vienen, varios curas son socios, varios médicos son socios, varios abogados son socios, pero también somos socios Patri, yo, los chicos que están de alguna manera trabajando. La ley no nos complica mucho, no nos exige demasiadas cosas así que es posible.
Simplemente hay que tener un contador amigo, una contadora amiga, que no pierda el tren de los papeles, que se hagan los papeles como deben hacerse, un buen secretario que lleve los libros y las actas como corresponde y la cosa va caminando. No es tan terrible si se lleva todo bien, llevando todo bien las cooperativas tienen una situación beneficiosa. Por eso son también los controles al principio, para evitar que haya cosas truchas.
Los problemas que va a tener, como señalé al principio, es porque no tenemos la legislación adecuada para nuestra necesidad. De alguna manera, el panorama que vemos es este, cuando imaginamos, cuando empezó el Hurtado que estaba sólo el Hurtado, ya estábamos pensando que iba a haber todo esto. No era un problema de la Villa 21, era un problema general, de muchos lugares de la Patria.
Entonces, pensábamos, si le encontramos la vuelta nosotros ¿por qué los compañeros no le van a encontrar la vuelta en su lugar? Y así pasó. Con las Cooperativas pasa algo parecido. Cooperativas que se van a identificar mucho con el Centro Barrial mismo, como es por ejemplo la de Gualeguaychú o cooperativas que van a tener otro tipo de funciones hermanadas al Centro Barrial. Eso va a depender también de cada una pero la herramienta cooperativa creemos que es muy importante.
Actualmente, además de la de los chicos está la del Tano, la de Gualeguaychú, la de Rosario, la de Córdoba, en Río Gallegos también. Cuando tengamos un número de cooperativas a lo mejor suficiente podremos hacer una linda Federación de Cooperativas Sociales y justamente podremos hacer entender a los funcionarios que nosotros podremos encargarnos de tareas que son necesarias para nuestra sociedad, que los chicos las pueden hacer muy bien, que las van a hacer legalmente dentro del régimen de cooperativas y que le van a sacar un problema grande a la Patria y de paso van a trabajar y ganarse su manguito como Dios manda.
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