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Estrategias de Primereo

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Estrategias de Primereo

José

HC Beato Ceferino Namuncurá – William Morris, Hurlingam

En el año 2013 arrancamos con un grupo de autoayuda en la parroquia. En el caminar lo encontré al Padre Pepe en uno de estos momentos que estaba pidiendo ayuda para nuestros jóvenes de Villa Teasy – Hurlingam – Morón del conurbano bonaerense. El Padre Pepe a su vez me presentó a diferentes curitas villeros, al padre Charly, y a Pablo Vidal. Armamos esto, pero ¿cómo lo armamos? porque no teníamos idea. El 20 de diciembre de 2017, yo estaba en otra actividad en adicciones, y me llama el padre Charly para que armemos un Centro Barrial.

Yo había participado en diferentes reuniones que hubo pero nunca me imaginé que se podría formar un Centro Barrial. No tenía idea. Nos acompañó, hicimos una capacitación con Olivia que es Trabajadora Social con las aulas virtuales y arrancamos con esto. No sabíamos cómo empezar para incorporar a los pibes. Invitamos a los misioneros de diferentes hogares que nos fueron involucrando en el tema de la cena solidaria. La cena solidaria, gracias a Dios, fue algo que movilizó a la gente.

Hoy por hoy nos están conociendo en el barrio como Hogar de Cristo. Nos ven con la bandera, con los coches, la camioneta. Los chicos y las familias mismas van entendiendo un poco. Es un trabajo de hormiga, despacito, pero vemos que se va dando. Es un servicio no un trabajo, como dice del obispo Gustavo Carrara amamos lo que hacemos. Amar esto y poder ayudar al pibe necesitado. Yo vengo de algo también que me pasa en mi vida.

No tenemos un Centro Barrial porque me levanté un día con ganas de hacer un Centro Barrial. Todos lo que integramos el equipo hemos sufrido de una u otra manera diferentes situaciones con familiares y esto nos ayudó a poder comprender al papá, la mamá, en mi caso, como en el caso de algunos por su marido, su vecino, sus tíos… Nos conocimos en el dolor y armamos esto que hoy es el Centro Barrial que recién está creciendo.

Olivia

HC Beato Ceferino Namuncurá – William Morris, Hurlingam

Primerear es salir al encuentro… Y salir al encuentro es primero que nada, esto de empezar a moverse… Es descubrir también miedos: quizás que uno no se anima, o cómo me acerco, cómo hacemos. Nos ayudó un montón a pensar y repensar cómo podemos empezar a primerear la capacitación del aula virtual de la familia grande del Hogar de Cristo. Se los recomiendo porque es muy práctico, sencillo e iluminador.

Nos permitió trabajar en equipo el hecho de cómo salir al encuentro: ¿cómo, con qué recursos, desde qué lugar? Somos muy nuevos, hace tres meses que venimos caminando, y en esos tres meses fuimos como de a poquito tomando estas seguridades. Acudir, salir, y tomar algunas herramientas que tiene nuestra gran familia de Hogar de Cristo. Una de las herramientas que también nos ayudó un montón a poner en práctica esto de primerear fueron los misioneros de la familia grande del Hogar de Cristo. Les pedimos a ellos poder acudir a una pequeña misión en nuestro barrio.

Estamos justo en una zona donde las familias no tienen el acercamiento ni de la Iglesia, ni del Estado tampoco. Son familias que han perdido la fe, la esperanza, el sentido de justicia. Hay muchísima desconfianza. Cuando hicimos la primera salida nos preguntaban quiénes éramos y a cambio de qué dábamos la comida, o por qué lo hacíamos, si éramos de algún partido político. Preguntas que fueron haciéndonos las familias a medida que nos acercábamos a compartir la comida y a escuchar sus inquietudes. “Ustedes son de la Iglesia… Qué bueno, hace tanto que nos tienen abandonados”. Son cosas que uno va escuchando con solo compartir la comida.

Para nosotros poder hacer la cena de la caridad y que nos ayudaran a caminar los misioneros de la familia grande del Hogar de Cristo nos ayudó a descubrir que realmente en nuestro barrio hay muchas necesidades. Nos impulsó a continuar en este camino e ir descubriendo pasito a pasito dificultades, obstáculos que no son imposibles de trabajar sino que hay que buscarle la vuelta.

Hay que pensar y repensar todo el tiempo qué hacemos con lo que estamos haciendo, por qué lo hacemos, cómo lo hacemos y qué herramientas tenemos dentro de toda nuestra familia grande de Hogar de Cristo. Articular con otros hogares de Cristo nos permitió un montón de cosas. Por un lado, seguir avanzando con lo de primerear.

Por otro lado, nos hicieron sentir muy acompañados al ser nuevos en esto. La mayoría también recién comprendiendo cuál es la espiritualidad en los hogares de Cristo. Y estamos realmente avanzando con toda la familia. No nos sentimos solos. Así que esto de trabajar en red también nos ayudó un montón a poder fortalecer esto de caminar, de primerear.

¿Cómo hacemos para entrar en relación con chicos en pleno consumo?

Olivia y José

Nuestra primera idea era poder ir a las ranchadas y encontrar a los chicos en pleno consumo. Nuestra pregunta también fue cómo hacemos para tener ese primer acercamiento. A nosotros nos resultó ir, presentarnos y ofrecerle la comida. Con la mente abierta de decir “me lo van a recibir”, “no lo van a recibir”, “quizás me dicen no queremos saber nada con esto”. La constancia de estar siempre y que nos vean es algo fundamental. Nos permite, como la gota con la piedra que va de a poquito a poquito, ir generando esa apertura.

El tema de la desconfianza es algo muy recurrente cuando alguien sufrió mucho. Volver a confiar es algo que cuesta muchísimo, por eso es importante ver qué recursos nos sirven para acercarnos. A nosotros nos sirvió mucho el tema la comida. Hacer ese primer encuentro y continuar hasta que en algún momento nos abrimos tanto la persona que recibe la comida como nosotros. Nosotros aprendemos a cómo escuchar, cómo hablar también, o cómo respetar esos tiempos. Yo creo que es una cuestión de constancia y tiempo, y de buscar un recurso.

¿Qué estrategia me permite hacer ese encuentro? Empezar a primeriar; esto del vínculo. En el fondo del Centro Barrial tenemos un club que tiene canchas muy lindas sobre la autopista del Buen Ayre. Invitamos a los chicos con el fútbol y organizamos partidos con dos Centros Barriales. Si bien perdimos el partido, el hecho de conseguir micros de llevarlos como si hubieran sido jugadores profesionales ayudó. También hacemos otras invitaciones. Por ahí teatro, o llamar a alguien que sepa bailar salsa, folclore.

Nosotros arrancamos con tres días también. Gracias a Dios no fue muy complicado, pero también en la zona venden acá venden allá, se consume al lado. Empezaron a respetar el lugar. Queremos brindarle cosas y por sobre todo mucha oración. Pedir que mamá María interceda. Nosotros tenemos a la Virgen de Lourdes inmensa, que ella intercede. Recen, pidan, que todo lo que se le pida se les dará. Así que eso es lo que tienen que hacer, rezar por nuestros chicos.

Llevar la comida es la excusa para un vínculo

Olivia

Nosotros convocamos en la parroquia o en el Centro Barrial. Depende de la disponibilidad de la parroquia. Creemos que hacerlo en la parroquia es una manera también de vincularnos parroquialmente y que la gente se involucre y pueda conocer un poquito lo que es el Hogar de Cristo. La idea es juntarnos como grupo a armar la comida. Rezamos, porque sentimos que lo espiritual es una pata fundamental para los hogares de Cristo. Y salimos al encuentro con bandejitas. Tenemos compañeros que cuentan con auto. Entonces vamos con el auto recorriendo las calles.

La cantidad de comida que hacemos depende en primer lugar de la disponibilidad de alimentos que logramos conseguir en el trayecto de la semana. Lo hacemos los sábados porque si bien en nuestro barrio hay comedores, los comedores funcionan de lunes a viernes o dos veces a la semana. En cambio los sábados y los domingos no hay nada. Entonces iniciamos los sábados y seguramente más adelante veremos si abarcamos el domingo también. Pero bueno vamos pasito a pasito.

Creo que la cuestión es ir pasito a pasito. Hacemos un paso y reflexionamos, vemos cómo nos sentimos, cómo vamos abarcando, qué cosas van surgiendo –dificultades, cosas positivas-, cómo se sigue construyendo y después seguimos avanzando nuevamente. La verdad que repartir la comida es estar ahí, ofrecer a las familias y ellas vienen automáticamente; ven comida y vienen con todos los niños. Y es contenerlos. Preguntarles “¿cómo está mamá?, ¿cómo está papá?, ¿cómo andas?, ¿cómo fue tu semana? Recuerden que está el Centro Barrial, vengan…”. Quizás necesitas algunas zapatillas para tu bebé. Algo que necesites estamos acá.

La idea es de a poquito ir con ese recurso de la comida a hacer ese vínculo. Poder escuchar al otro.

¿Cómo está conformado el equipo?

Olivia y José

Nosotros tenemos un equipo de aproximadamente 10 o 12 personas depende de los voluntarios. Como señaló José la mayoría son familias que están atravesadas por el tema de la adicción, que les ha golpeado directamente (mamás o papás, algún tío, algún primo). Alguna circunstancia nos ha llevado a juntarnos y a poder pensar qué hacemos. Después hay talleristas que vienen a darnos una mano. Coordinamos con gente del Estado también; estamos vinculando al Estado con algún taller.

Tenemos actualmente talleres de globología, de huerta, tenemos a un referí que es de la comunidad -un señor que es referí y se involucró en el proyectoy viene a darnos una mano desde ese lugar. Además, vamos articulando con la mayoría de las entidades que están cerca del barrio. Somos un equipo que estamos creciendo de a poquito.

En mi caso, soy trabajadora social, pero no suelo poner el título porque a veces eso te predispone. Soy Olivia y soy una referente más parte del equipo. Siempre a los lugares que voy me presento así porque considero que tener un título es una herramienta nada más. Creo que si vamos desde ese lugar también estamos primereando. Es un desafío para uno poder hacer esto. Tener esa herramienta y saber también cómo usarla sin ponerla adelante sino como una herramienta en el bolsillo y poder analizar las cosas.

Para organizarnos tenemos un organigrama. Pero después a la hora de poner el pecho somos todos iguales. Tenemos a nuestro director, José, porque él encausó este camino hace ya un buen tiempo y consideramos que era interesante que él sea. Elegimos que él sea el director porque viene caminando en este camino ya hace muchos años y desde distintas instancias, y nos pareció pertinente que estuviera en la cabeza en ese sentido.

Después tenemos al vicedirector que es otro de los referentes. Más que nada ellos dos se van acompañando para reuniones concretas. Es importante también tener referentes que estén de dos en dos, porque a veces tener cuatro oídos escuchando cosas muy importantes ayuda a discernir mejor qué acción tomar. Somos varias personas que integramos el equipo: algunos voluntarios, otros que estamos como operadores, un chico que ya hace cuatro años que no consume y tiene la habilidad de poder estar como referente, como parte del equipo. De él aprendemos un montón.

Está conformado así a modo organizativo pero a la hora de hacer algo concreto, de hablar con alguna entidad, siempre tiene que haber dos personas elegidas para poder hablar y empezar a articular con esos espacios. Si fuésemos todos juntos se tornaría un poco difícil ponernos de acuerdo. Entonces siempre van dos referentes que puedan hacer esos vínculos y después traerlos a la mesa grande para poder debatir en el grupo qué acciones continuar.

Es una familia. Nos conocimos en el dolor y vamos entendiéndonos a medida que pasan los días y el tiempo. Es una verdadera familia. La familia grande que recibe a los chicos y a los abandonados por el Estado. Respecto del horario, es de 10 a 17 hs. de lunes a viernes. Empezamos esta semana porque antes ocupábamos el espacio con otra actividad de la parroquia y la trasladaron a otro lugar. Los sábados hacemos la cena. Decimos de lunes a viernes de 10 a 17 hs. pero la realidad es que estamos de lunes a lunes porque siempre hay que hacer algo.

Por ejemplo, La otra noche estábamos reunión y tuvimos que internar una chica que apareció en el hogar y hubo que llevarla, al final la llevamos hasta el Hogar. Quizás como recomendación de un Centro Barrial que está iniciando hace muy poquito es buscar las fortalezas. Nosotros al buscar esas fortalezas encontramos a la familia grande del Hogar de Cristo y el poder articular con otros hogares. Eso es fundamental.

Cuando uno va iniciando este camino de primerear no sabe por dónde arrancar. Es todo tan nuevo y está bueno poder vincularse con el otro que quizás ya viene caminando un largo camino y nos cuenta su experiencia o nos tiran ideas “miren pueden arrancar por este lado”, “fíjense esto…”, “tengan en cuenta aquello…”. La verdad que desde que arrancamos estuvimos paseando por todos los hogares de Cristo salvo los de las provincias porque no tuvimos presupuesto, pero si Dios quiere en algún momento articularemos con los que estén en el interior también.

Al descubrir otros espacios, vemos otras herramientas y la posibilidad de articular. Como explicaban también en la charla general sobre el método, cuando uno adopta un método va dando distintos resultados según el lugar y las características de ese espacio. Para nosotros el tema de la cena de la caridad es algo que no es frecuente en ninguna de las parroquias de la zona, es una primera experiencia aquí en nuestro barrio y nos está permitiendo acercarnos al otro que sufre. El que sufre quizás no se anima a ir a alguna parroquia o alguna entidad, o ya fue y no fue recibido con la escucha, con un abrazo, sino que le dijeron: “No es hora… Venite mañana. Hoy no está tal persona.”

Estamos acostumbrados a encontrar espacios o instituciones más estructuradas y el tema del vínculo, del primer vínculo afectivo que es el abrazo y la escucha, se olvida. Este espacio en nuestro barrio como Centro Barrial y esas dos características están ayudando muchísimo a que la comunidad entienda de a poquito que hay un espacio para ellos.

Vamos armando todas esas estrategias. Tenemos el Centro Barrial de lunes a viernes donde desayunamos, almorzamos, y merendamos, y entre esos intervalos tenemos distintos talleres: taller de huerta, de globología, de espiritualidad. Hacemos grupo y hay un taller que nos está dando mucho “resultado” –si bien sabemos que no se pueden medir con números- nos está haciendo bien el espacio de trabajar las emociones. Es una comunidad donde cuesta decir: “me está pasando esto”, “hoy estoy triste por aquello”, “estoy mal por lo otro”, “tengo miedo a esto”, “estoy feliz por tal cosa”… Entonces venimos trabajando con un taller que se llama “emociones” y que nos está permitiendo poner en palabras lo que nos está pasando y no sabemos cómo decirlo. Los sábados a partir de las cinco y media nos juntamos a cocinar y a preparar la comida y el encuentro con las familias.

Son familias que tienen algún familiar que está atravesando la adicción y que no se animan a decirlo pero de a poco nos están diciendo como hago. Por otro lado, con el equipo queremos que los profesionales que se incorporen tengan la mirada del Hogar de Cristo. En este caminar me han tocado profesionales que cumplen su horario y se van. Sin embargo en el Hogar de Cristo queremos que venga y tome un mate con el pibe, que se involucre. El padre Charly me dijo: “Si necesitás un profesional, hasta que vos trates de convocar a alguno de tu zona yo te pongo a disposición a Ramiro…”, pero queremos que se incorporen profesionales con la mirada del Hogar de Cristo, porque si no se hace muy complicado.

¿Cómo desarrollan el taller de espiritualidad?

Olivia

Todo el equipo está formado por personas de Iglesia. Eso nos ayuda a la hora de poder hacer el taller de espiritualidad. La idea es trabajar la Palabra: despacito, tratando de bajarlo más a la vida concreta, a lo que me está pasando. Contamos con personas que tienen experiencia. Está Ramón que trabajo mucho en el ámbito carcelario y fue llevando la Palabra allí. Él es ministro de la Palabra y fue trabajando la espiritualidad desde ese lugar muchísimo tiempo. Es un referente concreto que tiene la experiencia de bajar el Evangelio a la vida cotidiana pero también se van animando la mayoría del grupo porque todos en algún momento fuimos catequistas, o participamos en algún círculo bíblico o fuimos a muchos retiros espirituales.

Cada integrante, entonces, se va animando a ir llevando la posta.

¿Cómo trabajan el taller de emociones?

Olivia

El taller de emociones es muy simple pero nos ayuda a abrirnos al otro. A contar un poquito de lo que vamos viviendo. Le ponemos colores a una emoción. Por ejemplo, le ponemos el amarillo a la alegría, el azul a la tristeza, el negro al miedo, el verde a la tranquilidad o la calma, le ponemos el rosa al amor. Primero, nos encomendamos a Dios para que lo que vamos viviendo pueda estar depositado en algo espiritual. La consigna va variando, podría ser elegir dos colores, dos emociones, y comentar un poquito por que las elijo. Más que nada con la intención de poner en palabras por qué siento miedo, por qué me siento feliz.

Teniendo la noción de que somos seres que transitamos todas las emociones quizás en un mismo momento, en el trayecto de todo el día, en el trayecto de toda la vida. Intentamos resaltar una emoción y poder trabajarla. ¿De qué manera? Acompañándonos. “Tengo miedo a estar solo porque toda mi vida estuve solo y siento que no tengo a nadie que me acompañe.” Entonces poder decirle a esa persona: “Ahora estás acá con nosotros, somos una familia y te estamos acompañando.”

Entonces vamos buscando esa contrapartida de empezar a ir poniendo en palabras la emoción y viendo que estamos viviendo ahora. “Estoy feliz porque estoy acá en el Centro Barrial. Nunca quizás viví una experiencia de estar acompañado. Me aguantan todos los berrinches y me sostienen. Entonces estoy feliz porque estoy bien.” Esas cosas se van dando el taller de las emociones y las vamos resaltando a medida que cada uno va eligiendo una emoción.

Otras veces quizás decidimos trabajar solamente una emoción que se está transitando o resalta más en el día o en la semana. Nos permite trabajar cómo conseguir la calma por ejemplo. Alguien vivió miedo, tristeza, y está muy revolucionado y qué camino podríamos tomar para empezar a tener calma.

Rodrigo y Lourdes

CB Ntra. Sra. de Lourdes – Paraná

Hace siete meses que empezamos. Cuando nos tocó debatir sobre este tema de la estrategia pensábamos muchos métodos para compartir. Después nos dimos cuenta de que teníamos que volver para atrás y descubrir como habíamos pensado antes de los siete meses. Fundamentalmente creo que, en primer lugar, Dios empieza a primerear a cada uno de nosotros y después nos reúne en un mismo camino. En esa sincronicidad se arma la comunidad y nos encontramos con esto del Hogar de Cristo.

La capilla de Lourdes se encuentra cerca del centro de Paraná pero rodeado de muchos barrios -la mayoría casi sin servicios-. Cuando comenzó una ola muy grande de inseguridad los vecinos de la capilla se empezaron a juntar con los distintos organismos. Les cuento esta experiencia porque no funcionó. Se propuso hacer distintos talleres y los chicos no se prendieron.

Aunque no funcionó lo bueno es que comenzó a armarse una red de vecinos que empieza a despertar la inquietud de la participación. También un grupo de jóvenes, cinco años atrás, implementó una idea parecida a la de la noche de caridad: juntarse a armar comida y tratar de conectar con los chicos de situación de calle. Por eso digo que en esta experiencia nos damos cuenta que Dios primereo hace mucho tiempo antes.

También un grupo de madres en la novena de nuestra señora de Lourdes, que es en febrero, comenzó con esta inquietud. Empezaron hace más de un año y medio a rezar todos los miércoles desde ese día. Como ustedes saben todo lo que la Virgen le pida a Jesús, Él no puede negarle. Así iniciaron, y otro grupo de jóvenes empezó a bajar a los barrios. Se habla de “subir” y “bajar” porque el el paisaje de Paraná es de barrancas.

Al principio obviamente no sabes cómo pero van surgiendo distintas ideas. Lo primero que pienso que hay que hacer es ir y ser uno mismo y que el otro perciba eso. Es fundamental. Vos podés saber muchas cosas y querer enseñárselas pero lo primero que tenés que hacer es ser como vos sos y nada más. El otro, con el tiempo va a confiar a medida que uno vaya siendo sincero.

Antes de abrir el Hogar de Cristo, años atrás era zapatero, sabía conocer las zapatillas y tuve la idea de bajar el barrio con la aguja y el hilo. Y me di cuenta que había muchos botines para coser y que todo el barrio me estaba esperando. Así que eso me sirvió mucho como estrategia y también me abrieron las puertas una familia con ocho hermanos. Así que son centrales en el barrio, en uno de los barrios.

A su vez, los otros vecinos me veían con ellos que eran numerosos y fui agarrando confianza en eso. Así que también en este primereo, después de abrir y encontrarte con muchas personas que somos aproximadamente 40 personas y además muchos voluntarios, está esto que viene hace un tiempo más atrás.

Obviamente con lo de la noche de caridad también se conocen los chicos de la calle y también estamos en una zona estratégica que es en el centro de la ciudad pero rodeado de diferentes barrios con esa problemática. Nuestros hermanos mayores, les decimos nosotros, nos dieron una mano bárbara. Dardo nos dio un empujón, nos dijo: “Ya tienen que empezar”. La providencia hizo que abriéramos un miércoles de ceniza. Lo hicimos el miércoles de ceniza de este año. Nosotros no recibimos nada del gobierno, todo es de la providencia y de la comunidad de la capilla. Abrimos lunes, miércoles y viernes por ahora de 11 a 17 hs. y los sábados los invitamos a la misa a las 17 hs. y después tomamos mate, por ahí si sale algo para comer también porque es un día más de contención.

Para empezar a primerear en un hogar creo que primero hay que reconocer el punto donde Dios nos primero a nosotros, y que en ese mismo impulso salimos a primerear a los demás. Con el mismo impulso de amor que experimentamos de Dios. Eso hace que las cosas vayan para adelante porque Dios está detrás. Eso es fundamental en el primereo.

Esta estrategia es el corazón de la práctica cristiana: así como Dios siempre está antes y está adelantado, en eso lo seguimos a él. Como cristiano también es fundamental formar parte de eso. A las mamás les hablamos y le decimos lo importante que es que sus hijos vayan a la escuela. Ellos saben que tienen que ir a la escuela. Igual tenemos muchos voluntarios que estudian psicopedagogía, fonoaudiología… Ellos les ayudan también a hacer las tareas a los chiquitos y después articulamos para los más grandes para que terminen la primaria y la secundaria. La idea es que se abra ahí mismo en el hogar porque hay un problema de constancia en la asistencia.

Con respecto al Estado, no lo queremos dejar de lado, si no que al contrario necesitamos de todos, de todas las redes para ayudarnos. Así que también estamos en ese proceso tanto con el Estado como conectando con profesionales.

El equipo

Lourdes

Aún no tenemos profesionales en psicología. Tenemos un montón de estudiantes y una psicóloga social. Son todos voluntarios. La cabeza sería el padre Esteban, él nos mantiene juntos y unidos.

Por más que tengan muchos años de camino primerear siempre tiene que estar. Siempre hay que ir al encuentro. Hay un montón de gente que los espera.

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