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El Espíritu del Hogar de Cristo – Pepe Di Paola

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El Espíritu del Hogar de Cristo – Pepe Di Paola

Pepe Di Paola
Presidente de la FGHC
CB Gaucho Gil, La Carcova,
Prov. Buenos Aires

Seguramente tendremos mucho para contarnos los unos a los otros.

Cuántas historias, cuántas trayectorias en nuestros lugares, cuántas luchas que cada uno llevamos adelante para llegar a este momento de encuentro. Porque el camino que elegimos no es fácil. Es un camino difícil, un camino arduo. Sin duda muchos nos dirán: “Por cada diez que ayudan, mil caen”, eso que escuchamos y a veces nos quiere tirar para abajo. Pero nosotros decimos: “Esto nos gusta, esto es nuestra vocación”. Y a esta vocación queremos serle fiel. Seguimos adelante porque vemos la alegría de aquel joven, de aquel chico al que pudimos dar una mano y pudo ponerse de pie y empezar a caminar. Este chico ayudó a otro y nos fuimos dando cuenta de que esta lucha vale la pena. Así se construye la familia del Hogar de Cristo.

Si me remonto a los inicios de nuestro primer centro barrial, que el año próximo cumplirá 10 años, fue justamente por el cansancio de decir: “Hagamos algo”. ¿Y desde dónde? Desde la parroquia: si la parroquia es el lugar donde nos encontramos, donde somos felices, donde nos hacemos amigos, donde hacemos los campamentos, donde tratamos de que todos queden incluidos, donde buscamos que nadie quede afuera.

Y por eso cuando tuvimos que decidir qué hacíamos, nos preguntamos: ¿Los adictos son parte de la parroquia o siempre tenemos que derivarlos? A los chicos que están con problemas de consumo ¿tenemos que decirle: “tomá este número a ver si te dan bolilla”, o son parte de nuestra comunidad?” Y dijimos: “Son parte de nuestra comunidad y tenemos que decir: ‘está es la parroquia tuya’”.

Así nace el Hogar de Cristo. No nace una gran elucubración en un simposio, sino que nace de las ganas de querer, de abrazar y de decir: “Vos sos parte de esta comunidad”. Entonces el Hogar de Cristo se extiende porque es la lógica de la Iglesia. La Iglesia que ama, la Iglesia que abraza en cualquier barrio a la persona que está con sus necesidades, con sus problemas, con sus dificultades, y le dice: “Vos sos parte de esta comunidad”. Por eso, en este camino vemos que en un montón de lugares se ha tomado la misma decisión de abrazar al otro y decir: “Vos sos parte de esta comunidad. No vamos a derivarte, no vamos a decirte andate de acá, o esta es una comunidad y la de adictos está en otro lado”. Nuestra comunidad es tan amplia y tan grande que tiene que abarcar a todos. Por eso es tan importante en nuestra comunidad ese chico que hoy se está recuperando como aquel otro que no tuvo la necesidad de hacerlo. Los dos son parte de nuestra familia.

En este encuentro buscamos que todas las historias que nacieron y se van desarrollando en distintos lugares del país y que tienen un punto en común en la gran familia del Hogar de Cristo, puedan ser realmente aprovechadas durante este fin de semana. Es más importante que las reuniones que vamos a tener, lo que podamos compartir y conocer del otro. Saber cómo la están peleando en tal provincia, como se está trabajando en una villa, como están empezando aquellos que recién dan los primeros pasos y cómo aquellos que ya dieron un montón de pasos. Es un momento para compartir con lógica de familia. Hacer de cuenta que una familia se va un fin de semana y no hay nadie más: entonces no hay forma de evadirse. Nadie puede decir: “Yo me voy a jugar al fútbol, o me voy a ver una película”. No. Es una familia que se encuentra y como está en un lugar lejos aprovecha la ocasión para compartir. Para hablar lo que a veces no se puede hablar en otro momento. Para conocer mejor al otro mejor porque lo conocemos con tiempo para poder escucharlo y sentirlo como un hermano. Y también con ganas de aprender. Si algo nos tenemos que llevar, es que en el Hogar de Cristo y en la familia del Hogar de Cristo se va aprendiendo día a día. Eso es una gran virtud: poder acomodarse a los lugares, a los tiempos, a las mismas dificultades y a los cambios que se presentan. Por eso nos sentimos familia y no simplemente un grupo. Podríamos decir que somos un gran movimiento, una gran familia. No somos un grupo estructurado, sino una familia donde cada uno tiene una capacidad, una cualidad, algo para reconocer, y para aportar a la gran familia.

También, desde la Pastoral de Adicciones, la Iglesia ve con alegría el crecimiento del Hogar de Cristo. ¿Por qué? Porque esta propuesta del centro barrial significa, nada más y nada menos, que la Iglesia Católica se haga cargo de lo que tiene que hacerse cargo.

Muchas veces veíamos: “Si tiene un problema en adicciones, llame a este número” iglesia evangélica tal… “Si tiene un problema… llame a la iglesia…”. Quienes estamos en el gran Buenos Aires, lo vemos permanentemente. Y está bien.

¿Pero la Iglesia Católica dónde está? Y esto significa: la parroquia, la comunidad, el barrio, ahí donde estamos viviendo y compartiendo el día a día.

Es ahí donde tenemos que hacernos cargo. Y esta familia está haciendo eso: haciéndose cargo y dándole lugar a hermanos nuestros que están pasando por un problema de adicción.

Por eso, a celebrar este fin de semana, a vivirlo con intensidad, con mucha alegría y también con muchas ganas de compartir.

¡Qué Dios nos bendiga a todos!

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