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Encuentro 6: Memoria para seguir andando – Yamila Baladán Sosa

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Encuentro 6: Memoria para seguir andando – Yamila Baladán Sosa

Yamila Baladán Sosa

Trabajo en un Centro Barrial en Benavidez, queda en el límite pegando ya contra Garín, contra Escobar y pertenece a la Diócesis de San Isidro. Hoy le llamamos Centro Barrial, esto de los nombres es interesante, pero se inició como un conjunto de actividades de un grupo de Pastoral de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y después empezó a andar su camino, desde 2012 hasta hoy.

Hace más o menos un año habíamos participado de un encuentro en Ramos Mejía de la Familia Grande y fue un primer acercamiento a esta Familia. Estuvo muy bueno y significó una nueva red de vínculos, de relaciones. Todo esto nos trajo mucha frescura, nos permitió hermanarnos con un montón de experiencias de territorio muy parecidas a las nuestras. En esos intercambios, también con el Padre Miguel, que es quien está como referente del espacio, dialogando con Pablo Vidal, surgió compartir una charla en el marco de este itinerario. Se habló, por un lado, de intuiciones y por otro, de certezas sobre la importancia de hacer memoria de los recorridos de nuestros Centros Barriales. Es decir, pensar sus antecedentes, su gestación, su génesis como para poder reflexionar y planificar tanto el presente como el futuro. Se me ocurrieron tres claves, tres órdenes con respecto a la Memoria para seguir andando.

Por un lado, poder pensar la historia y el andar de nuestros Centros en el marco más amplio de salvación. Poder entender que nuestros Centros así como la vida misma de Jesús se encarna en un tiempo, en un barrio, en un territorio determinado del que formaron parte determinadas personas. Es una vida encarnada, no es algo que ocurre, una entelequia.

Entonces, proponemos reflexionar en qué medida nuestro presente, este momento de la Iglesia, este momento de la iglesia diocesana, a nivel nacional, argentino, planetario, un contexto socio económico, político, son atravesamientos que le dan un color, un sabor, una historia y un perfil muy particular a nuestros proyectos. Se relaciona también con el acontecer y el devenir de la salvación, de esa historia más amplia que nos trasciende.

Esto como una primera clave, hacer memoria para entender que nuestra historia, la del Centro Barrial se inserta en una historia más grande, con mucho antecedente. Una segunda clave, al pensar por qué nos parecía importante hacer memoria y revisar estas cuestiones es porque nosotros tenemos ganas, muchas veces en los Centros, de planificar y hacerlo con otros, entender planificaciones que son participativas que son lo que se llama situadas, es decir aquí y ahora.

Ese tipo de planificaciones que un nombre puede ser “estratégicas” tienen que contemplar los antecedentes, tienen que tener en cuenta los actores de la comunidad, quiénes estaban, el origen, quiénes estamos ahora, las relaciones de poder, qué cosas se están jugando. Tiene que ver con comprender, una vez más, un devenir para poder proyectar un futuro, para poder hacerlo situadamente, estratégicamente. Esa es una segunda clave.

Una tercera es esto de poder pensar el hacer memoria y revisar nuestras historias como una oportunidad para visibilizar y para reconocer lo que muchas veces son aspectos más inconscientes, historias que hay, las leyendas, los mitos del Centro del barrio que parece que ya pasaron. Ya no hablamos de eso pero en algunos momentos esa historia que no la hacemos tan consciente se está filtrando en las relaciones actuales, en el modo en que nos tratamos y trabajamos.

Muchas veces tiene que ver con cosas viejas metidas en un baúl y que nosotros creemos que porque no las pronunciamos no están, pero sin embargo en varias situaciones están. En el caso de la primera que es entender nuestra historia y la de nuestros Centros en un marco más amplio de Salvación, historia de Salvación de la humanidad, del todo, está ya pronunciado porque cuando uno empieza a leer Mateo y quiere contextualizar la vida de Jesús y su encarnación, empieza a leer todos los antecedentes y empieza así. A veces cuando no entendemos ese pasado, cuando recorremos podemos caer en juzgar muy cruelmente un presente, incluso un pasado también.

Yo me preguntaba cuántas veces hicimos este ejercicio porque, por ejemplo, llegué a Casa Abierta en el 2016 y me animo a decir que nunca hice este ejercicio. Me voy tropezando con no hacer el ejercicio cuando aparece alguien que te trae alguna leyenda o te trae algún elemento y uno dice “¿en serio era así al principio?, sí”. Y ahí lo que hay que pensar es que no solamente tiene que ver con el Centro Barrial como Centro barrial porque quizá tiene un año pero eso seguramente tiene una gestación mucho más larga.

Por ejemplo, nosotros vamos a ver que en Benavídez donde está Casa Abierta, en el Barrio Esperanza de donde mucha gente que participa es de allí, varios barrios de zona sur y uno de ellos que era muy fuerte es el Movimiento Columna. Les puedo asegurar que hay algo de dolor, hay algo en esto que tiene que ver con el no reconocimiento de este movimiento Columna en este presente. Porque hoy nosotros salimos, hacemos este tipo de participaciones, nos sacamos fotos, nos etiquetan, nos dicen “che qué lindo”, pero ese barrio, esa perspectiva, esa elección de trabajar con los pibes, esa la hizo Columna antes, por ejemplo.

Está bueno repasar quiénes eran, era Teresa, eran las Hermanas en Asistencia Social y misioneras del barrio y como cierta reconstitución en esa comunidad donde no había nada. Entonces, tiene que ver con poder reconciliarnos y entender que este lugar que hoy qué divino que está, qué bien pintado, cuántos pibes que hay, esto se gestó mucho antes de que nosotros fuéramos conscientes de esto.

Es importante honrar esas búsquedas y recorridos. ¿Qué personas? ¿cuántas generaciones? ¿cómo fue el recorrido? No fue magia, no salieron de un repollo ni de la voluntad de dos o tres personas. En nuestro caso por ejemplo, el Padre Miguel Ledín le puso una impronta a full porque él venía también con sus búsquedas, de trabajar con los pibes en las esquinas, abordar las adicciones, como operador, había una búsqueda y llega al territorio.

Pero eso no nació con Miguel Ledín. Es necesario abrazar y honrar esto porque mucho seguramente haya tenido que ver con una presencia de la gente del barrio, con una militancia, gente de diversos orígenes que cuando Miguel vino pudo tomar un determinado formato pero antes había un montón.

En el marco de una historia amplia de Salvación, de un sueño de Dios para la Iglesia, para todos, nosotros nos encarnamos como fruto de la búsqueda de un montón de gente porque muchas veces no nos damos cuenta y esa historia, la historia de nuestro barrio, de la gente es tierra sagrada. Hay momentos en los que, con las mejores intenciones, entramos con los zapatos llenos de barro, no digo ustedes. Sobre todo los que no vivimos en el barrio, eso es un clásico. Y van y se instalan cosas que, para nosotros son divinas, son útiles pero si no somos capaces de escuchar ese sueño, esa necesidad…

La segunda clave que mencionaba era esto de que en el marco de lo que nos gusta o nos interesa que son planificaciones, o sea, no estar siempre en la diaria. Proponernos recibir la vida como viene, con toda su complejidad a veces nos mantiene mucho en el día a día, pero nosotros tenemos ganas de planificar, tenemos ganas de organizarnos un poco, tenemos ganas de mirar hacia adelante y de ver cómo seguir.

Queremos hacerlo de un modo distinto a los que a veces las organizaciones o las instituciones lo hacen, que siempre es vertical, normativo, alguien viene y dice qué hacer. Nos da ganas de que sea participativo, nos da ganas de que sea aferrado a la tierra y eso supone reconocer a los actores, reconocer antecedentes, cómo se hizo esto antes. Algo que para mí es una verdad muy concreta, no podemos estar todo el tiempo inventando la rueda.

Probablemente muchas de las cosas que compartimos, muchas preguntas mucha gente ya las está contestando en otro punto del territorio. Creo que, en ese sentido, la Familia Grande y esta propuesta, realmente es un paso adelante porque nos permite estos intercambios. Nos conocemos, nos miramos, nos enteramos en qué andan. Cada tanto hacemos una gran juntada. Es interesante porque nos permite compartir experiencias y no tener que estar inventando la rueda, seguramente hay antecedentes, antecedentes de lo que sí y antecedentes de lo que no.

Para ubicarnos también en un modo de intervenir, hay que tener una mirada crítica de esas intervenciones. En la medida de lo posible también una mirada conciliatoria con eso: “no porque antes se hacía de otra manera” o peor, desde la nostalgia del tango: “no, nosotros antes recibíamos a los chicos y no pasábamos por tantos requisitos… pero ahora como tenemos que pasar lista…”

Ni mirada nostálgica de ese pasado, una nostalgia que no nos deje pensar, ni tampoco ser tan duros pero sí entender que allí hay un pozo, una historia del Centro Barrial, en esa historia de las instituciones, en esa historia de la familia entendida como la comunidad, hay un pozo del cual ir a beber, seguramente hay ahí recursos, potencias, cosas que hoy nos pueden recontra servir, iluminar, aunque sea tan sólo para decir: no, pero esto hoy no serviría pero estuvo bien cuando lo hicimos. Me parece que eso es muy importante.

Hay otra de las frases que me dan vuelta: “las cosas no empiezan con nosotros.” Soy de la teoría que casi todo está inventado, sé que no es así, que hay que llamarnos a la creatividad, pero estoy segura que muchas cosas ya están inventadas. A su vez, hay muchos otros que están haciendo. Hay una punta que pensaba, una invitación también a partir de esto y es que: tenemos que ganar en sistematizar nuestras experiencias, hay que tomarse el tiempo para hacer eso si no quedan en un lugar en la memoria. ¿Dónde queda eso? Se van con la persona, esta es una frase que se escucha mucho “Ahora se llega a ir el Padre Miguel y sonamos”.

Entonces sistematicemos, pidamos ayuda, encontremos herramientas, no todas son las mismas. Hay gente que diría: “no, jamás me vas a ver sentado en una computadora.” Está bien, atendible, pedí ayuda, quién lo va a hacer, ¿no hay nadie que lo pueda hacer? Ahora encima existen un montón de recursos, ni siquiera tiene que ser en la computadora, pueden ser audiovisuales. Poder sistematizarlo es importante para que esto que hoy estamos haciendo, que ese insumo sea alimento nutritivo para los que vienen, también.

Destacando esto de estar atento a los recorridos y vínculo de los actores, quiénes estaban, cómo se comportan y qué tensiones hay, se me ocurría pensar nuestra experiencia. Nosotros le llamamos programa Casa Abierta a ese conjunto de actividades que ya preexistían y espacios que ya tenían una identidad y tuvimos que reconocer la historia de esos grupos, la historia de esos actores para poder entender por qué les costaba tanto sentirse Casa Abierta.

Había que reconocer que ahí había una historia, que ahí había un grupo de personas, grupos que tienen una preexistencia y que quizá les había costado constituir o construir una identidad también y de repente venía otra que sí, que era divina, no es que había mala onda. Ahí había una cuestión, una tensión que tenía que ver con la necesidad de ser reconocidos en esa historia de identidad primera. Estamos todavía en eso, no es que está resuelto. Hay que estar atentos a esa dinámica que responde a una historia, a un tiempo, ocupa un espacio, unas personas porque si no le metemos para adelante y no atendemos a esas huellas.

Esto se vincula bastante con la tercera clave mencionada que es cuando se suceden situaciones que se dirían de malestar, como de malas ondas, hay una cosa ahí que no se sabe definir, nombrar y que nadie la sabe ni explicar. En mi caso es el de la Coordinación pero cada uno en el lugar que le toque, “no pero si hacemos juntadas y nos juntamos a comer, ¿te acordás que lo charlamos con Mari?, no dice que no está enojada” y lo pasamos bien e hicimos una fiesta pero hay un malestar ahí que no termina de visibilizarse y pronunciarse. Muchas veces tiene que ver con algunas dimensiones o cuestiones, por lo menos el malestar que es inconsciente, pero que es atribuible haciendo memoria y revisando, a conflictos no resueltos, a duelos no hechos. Solemos seguir, no pensamos críticamente esto, no entendemos por qué no se resuelve. Y esos son fantasmas o cosas que quedan dando vueltas y están vigentes en nuestros vínculos de hoy.

Muchas veces tiene que ver con algo de la historia, algo de los orígenes, algo que pasó, algún evento medio traumático que marcó a la comunidad, que marcó a ese lugar o a las personas pioneras. Y, quizás como pasó hace un montón y estamos acostumbrados a “ya fue” no nos damos cuenta que eso sigue vigente. Por eso, habría que revisar nuestra historia.

Me acuerdo, por ejemplo, cuando llegué en 2016 a Casa Abierta, ni siquiera venía de la comunidad con lo cual la obligación de conocer esa historia era mayor para poder interpretar, y conocer. Percibía un malestar. Preguntaba: ¿cómo fue? ¿cómo se inició esto? ¿qué pasaba antes? “No, pero ahora pasa esto, que la gente dejó de venir, los históricos dejaron de venir”. Cuando empezamos a revisar y empezamos a atender mucho tenía que ver con que los orígenes de esa comunidad eran distintos a los del presente.

Es decir, la comunidad que se reunía en ese tiempo en ese espacio físico era otra y con otras necesidades, con otras vocaciones y búsquedas. Quizá en este presente en el Centro Barrial deberíamos estar todos contentos, está lleno de pibes y abrimos el lugar y ahora tenemos la posibilidad de comprar una computadora. ¿Cómo hay gente que no se siente feliz con eso? Tal vez, hubo personas que interpretaron que habían perdido el lugar en el Centro. Esto es la experiencia que cada uno hace. Quizás se siente relegada, siente que esto no es como antes. Bueno, ¿cómo era antes? Y reconstruir.

Hasta que nosotros no pudimos empezar a verbalizar revisar y ponerlo sobre la mesa era más fácil atribuirlo a conflictos interpersonales. “No lo que pasa es que vos tenés pica conmigo”, “no lo que pasa es que ellas dos se pelearon”. Simplificamos, la pateamos para afuera. Entonces nosotros tenemos que ser capaces de respetar y honrar esa historia porque ahí hay un montón de cosas que se están jugando hoy y que se juegan para adelante.

Muchas veces simplificamos los conflictos y no nos damos cuenta que tiene que ver con orígenes más profundos, más viejos en el tiempo. Y nosotros tenemos que ser capaces de recoger toda esa realidad para poder realmente interpretar el hoy y desde este hoy honrar esa historia, honrarla en todo sentido. No solamente sacarla para el cumpleaños del Centro sino honrarla en la experiencia cotidiana y poder proyectar parados desde ahí.

Algunas veces escuchamos cosas hasta dolorosas porque hay gente que también juzga este presente porque tenía otras expectativas del lugar porque le significó en un tiempo un lugar y hoy no es. Es ahí cuando hay que lidiar y hacer síntesis en esa tensión porque nosotros tenemos que ser capaces de recoger esto porque muchas veces en esto hay dolor, no es cuestión de que lo tratás de loco o malhumorado. Muchas veces detrás de esto hay dolor.

Pero nosotros tendremos que ir artesaniando, porque no hay una receta, la posibilidad de ir introduciendo una propuesta nueva también. Porque si nosotros nos quedamos en solamente reverenciar el pasado quizá no nos hubiéramos animado a la experiencia del abordaje a las adicciones, hoy no sería como es. Desde la pastoral social de nuestras Parroquias, desde la Capilla.

Si nosotros nos hubiéramos quedado con la necesidad, lo voy a decir exageradamente solamente para que se entienda, de las cuatro doñas que querían seguir haciendo el rosario y no usar el lugar para hacer el grupo de contención para los pibes. Si nosotros nos quedábamos con eso solamente por honrar, no hubiésemos sido capaces de llegar a este lugar donde arribamos a una hermosa propuesta. Cómo mixturar los tiempos, las necesidades, las vocaciones, los sueños. Pero para esto ese doble juego.

Estoy convencida de que los que estamos acá y creemos en el abordaje desde la propuesta del Hogar de Cristo, consideramos realmente que esta es una manera donde la comunidad y la Iglesia se hace cargo de acompañar, sostener y levantar toda esta vida. Seguramente nuestras comunidades, en la Parroquia, en la Capilla dimos un paso más y quizá hubo gente que no lo vio tan así. Sugiero que nos mixturemos, conozcamos, vayamos invitando con mucha delicadeza porque hay que besar esto, es una historia sagrada, es un sueño sagrado.

Besar esto, mixturarlo y seguir ese camino lento, bancarnos ese tiempo, bancarnos la historia, besar lo que reconocemos como bello, abrazar lo que no. Y seguir apostando a que unos y otros nos vayamos conquistando en esto. Para Casa Abierta, había una búsqueda muy honda de que sea la comunidad la que responda a estas necesidades, a esta situación de los pibes. Empezó con esta búsqueda de que la misma comunidad sea la que acompañe a su gente. Por eso nosotros hablamos de animadores comunitarios que siendo acompañados, o porque atravesaron algún proceso de contención en algún momento ahora se animan a acompañar a otros, acompañan siendo acompañados.

En esa historia también hay una huella de cómo queremos que se hagan las cosas entonces es natural que cuando empiezan a contratar gente y no es de la comunidad se genera un ruido. “Porque cuál es la gestación de…” “No, pero ¿cómo no te pone contenta? ahora tenemos a alguien que le pagamos y que viene a cumplir horario.” Y lo simplificamos: ¿la gente no entiende? No. Hay una historia, una gestación, un origen que nosotros, de base, tenemos que honrar y reconocer para poder pensar cómo seguir andando. Realmente nosotros, en nuestros Centros Barriales, por más que tengan 15 días, ni hablar si tenemos 32 años, no importa la edad que tengan, les parece importante hacer este recorrido, por qué, para qué.

Ese para qué es recontra clave porque no es hacer memoria por hacer memoria, para componer un tango. Es para qué. ¿Lo hemos hecho ya?, ¿tenemos registro de eso? ¿lo hemos compartido? ¿Quiénes participaron de esa reconstrucción, de esa memoria, todos, algunos? Los nuevos que están llegando ¿conocen esa historia? ¿Hay un momento para compartírselas? ¿Está pensado? Y no para sacarnos mérito en el tiempo presente porque somos y estamos llamados a ser actores recontra protagonistas, recontra creativos de este presente que es desafiante.

No nos quitamos mérito pero me parece que tenemos que ser capaces de, de vez en cuando y ojalá que bastante seguido, poder detenernos a traer toda esta historia, nuestra historia, para poder realmente ser fieles a ese llamado primero que es responder a la vida desde nuestro terruño, desde nuestro ser, desde el color que tiene y el olor que tiene nuestro barrio, nuestra gente pero recontra agarrados en la tierra. Y eso cada tanto hay que chequearlo.

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