Notas

En medio de la pandemia, dos médicas asisten a pacientes con tuberculosis en situación de calle

Belén Spirito (25) y Micaela Blanco (27) estudiaron en la UBA y trabajan en Casa Masantonio, acompañando a personas en situación de calle y consumo problemático de sustancias. Asisten a pacientes con enfermedades infecciosas como tuberculosis y HIV –población de riesgo en esta epidemia de coronavirus– e intensificaron los esfuerzos para cuidarlos mejor.

Son médicas y hoy, más que nunca, acompañan la vida como viene. Ese es el lema del Hogar de Cristo, red a la que pertenece Casa Masantonio. Como todos los nodos de la red, este fue creado para acompañar a personas que atraviesan (o superaron) situaciones de consumo problemático de sustancias. En este caso, la particularidad es que los asistidos padecen enfermedades infecciosas, principalmente tuberculosis y HIV. Esto, sumado a las condiciones en las que viven -muchas veces en hogares, ranchadas o volquetes- hace que sean población de riesgo ante un brote de coronavirus y por eso tanto los profesionales como los voluntarios de Casa Masantonio saben que deben intensificar su trabajo.

-¿Cuál es la misión de Casa Masantonio?

-Acompañar y ayudar a personas en situación de calle y consumo para que puedan tener acceso a un diagnóstico y un tratamiento, ya sea por un período de tiempo como con la tuberculosis (TB) o de por vida como el HIV. Muchas veces esto implica completar un tratamiento abandonado o continuarlo luego de una internación, aceptar un diagnóstico que quedó truncado en situación de encierro, o iniciar un estudio a partir de un nuevo caso en el barrio.

Los asistidos de Masantonio valoran el esfuerzo de quienes los asisten y eso los impulsa a seguir adelante con sus tratamientos.
Los asistidos de Masantonio valoran el esfuerzo de quienes los asisten y eso los impulsa a seguir adelante con sus tratamientos.
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-¿Cómo lo hacen?

-Una de las herramientas más clave es el acompañamiento de la situación social y habitacional; además existen convenios que nos permiten facilitar los estudios y la medicación para cada situación en particular. Al final, la estrategia termina siendo el amor, de nosotros hacia los pibes y de ellos hacia Masantonio.

-¿Cuánta gente vive en Masantonio?

-Estrictamente, vive Mirta, que es una de las enfermeras de la Casa. Además tenemos algunas habitaciones donde se alojan temporalmente pibes que están muy frágiles hasta resolver su situación habitacional y/o de salud. Estas situaciones van variando en cada caso. Hay personas que no pudieron sostener la internación en el Hospital o en la comunidad terapéutica y no tienen un lugar donde dormir y también otros que viven la calle -duermen en un auto, un parador o una ranchada) y este lugar no es seguro para el contexto clínico del momento de ellos y de sus pares.

-¿A cuántas personas asisten en las calles?

-Es muy difícil dar un número real y constante ya que muchos empiezan en calle y luego van a algún parador, alquiler, comunidad. Generalmente son personas del barrio, en este momento aproximadamente 25. Además están los chicos y chicas que acompañamos en “casas amigas” del Hogar (Animi y Sumay Simi por ejemplo) y otros Centros Barriales.

-¿Cómo los asisten?

-Utilizamos una estrategia llamada DOT (Directly observed treatment – Tratamiento
Directamente Observado) que consiste en que los pibes -que tienen diagnosticos de enfermedades infecciosas como tuberculosis- que acompañamos se acerquen a Masantonio diariamente a tomar su medicación o bien que nosotros la acerquemos a su lugar. La dinámica es que se acercan y Romi, el Tonga y Maxi los reciben con un plato de comida. Elena y Mirta les dan la medicación y, eventualmente, se juntan con el equipo social y/o el equipo médico para ir encauzando las distintas situaciones. Ocurre algo muy interesante: las mismas personas que inicialmente necesitaron un acompañamiento son las que después apoyan a los nuevos que llegan llevando medicación, acompañándolos a hacerse estudios, asegurándose que estén bien. Ellos mismos son la columna que sostiene Masantonio. Esto es muy lindo porque son ellos mismos los promotores en salud que rastrean a personas con alguna necesidad y generan el vinculo con la Casa.

En tiempos de pandemia y con plena conciencia de que sus asistidos son población de riesgo, los voluntarios y profesionales de Masantonio intensifican su esfuerzo para cuidar a las personas.
En tiempos de pandemia y con plena conciencia de que sus asistidos son población de riesgo, los voluntarios y profesionales de Masantonio intensifican su esfuerzo para cuidar a las personas.
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-¿Cómo se logra esto y por qué lo implementan?

-Esta táctica es parte de un proceso de vinculación que busca alcanzar la autonomía de los chicos, esto significa que puedan hacerse cargo de su tratamiento, resuelvan su situación habitacional y también tener ayuda para luchar con el consumo. El fin es acompañar lo que cada uno vaya necesitando y eligiendo. Esto requiere el trabajo conjunto del equipo social, el equipo de salud, los acompañantes pares y un infinito de gente que es imposible enumerar.

-¿Cómo se preparan para seguir atendiendo a las personas que habitualmente van a Masantonio durante el brote de coronavirus?

-Estamos intentando que los chicos más frágiles deambulen lo menos posible y tengan asegurada su medicación por estos próximos meses. Se va a seguir recibiendo diariamente a los que están en calle y seguiremos acompañando a aquellos a quienes les acercamos la medicación. La idea es tener la menor cantidad de complicaciones en este tiempo, pero sabemos que va a ser difícil sostener todo en este contexto.

-¿Por qué es importante seguir brindando esta asistencia aún en
cuarentena?

-Justamente este es uno de los sectores más vulnerables y son personas para quienes las recomendaciones de resguardo y protección son más difíciles de cumplir. Masantonio y el Hogar de Cristo son la casa y la familia de muchos de los chicos que acompañamos y queremos siga siendo así.

Construir vínculos es clave para el éxito de los tratamientos.
Construir vínculos es clave para el éxito de los tratamientos.
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–¿Qué las mueve a seguir adelante dándose a los demás aun a riesgo de enfermarse?

-Nos mueve la necesidad de dar respuestas concretas a problemáticas que existen y que desde algún lugar, con equipo acompañamiento y herramientas, son
posibles. En cierto punto, todas las profesiones conllevan algún riesgo y cuando asumimos y elegimos el trabajo territorial los aceptamos e intentamos cuidarnos.

-¿Qué medidas especiales están tomando para cuidar su salud y la de las personas a las que asisten?

-Estamos implementando de la mejor manera posible las recomendaciones de higiene del Ministerio de Salud que son muy claras y se pueden llevar a cabo en cualquier contexto.

–¿Qué respuesta reciben de las personas a las que asisten respecto a coronavirus?

-Es muy heterogéneo la verdad. En general, lo que más manifiestan es miedo, dudas y responsabilidad. También hay muchos que, acostumbrados a las situaciones adversas, simplemente lo viven como una variable más de su día a día a la cual hacer frente.