Notas

La Familia Grande de El Hogar de Cristo en Formosa

Recuperados de las adicciones, la delincuencia y la marginalidad, hoy cuentan sus historias de vida, para que no haya otros jóvenes que pasen por estas situaciones.

Esa es la gran y difícil tarea que se proponen quienes llegaron alguna vez, casi de casualidad, quizás solo por un plato de comida, perdidos, a uno de los Hogares que conforman la Familia Grande, y que se encontraron con más, mucho más: un abrazo, un oído, contención, amor. Todo lo que una familia puede brindar. Eso fue el comienzo, un camino de regreso, que les permitió recuperar sus vidas.

Fue el presbítero José María Di Paola, quien incentivado por el hoy Papa Francisco que organizó uno de los primeros Hogares de Cristo, convertida actualmente  en  Federación y que agrupa centros barriales que tienen como única  finalidad dar respuesta integral a aquellas personas situaciones de vulnerabilidad social y adicción.

La Familia Grande del Hogar de Cristo, afirman, reciben en los Centros Barriales, la vida como viene, en su totalidad y complejidad.

LA HISTORIA DE JUAN MANUEL:

Juan Manuel nació en El Colorado. Se crió en el C5, hasta los 17 años. En el 2001 se fue a Buenos Aires, según él mismo relata, en busca de vientos de cambio. Pero no tuvo mejor idea que cambiar la familia por las drogas. Hoy regresa, en un proceso diferente, con una nueva realidad, y recorre los barrios que lo vieron crecer, esta vez, llevando otro mensaje: Juan Manuel es testimonio viviente de que de las drogas se puede salir.

“Son distintas realidades, diferencias amplias, pero la problemática, después de 16 años de haberme ido y volver a caminar los barrios del C5, siempre está instalada. La problemática no es diferente y  el daño es el mismo. Durante más de quince días estuve recorriendo los barrios. Me encontré con muchos jóvenes excluidos, en vulnerabilidad social, discriminados, flagelos a los que solo Dios puede dar una salida. No vinimos a mirar quien hace y quién no. Vinimos a ser parte de la solución, no del problema. El Hogar de Cristo, como decimos, recibe la vida como es. En el barrio San Juan Bautista está el Centro Barrial que abrió sus   puertas  hace tres años y recibe a los chicos con problemas de adicción, a esas personas que no tienen espacio, porque la sociedad a veces lastima más discriminando que ayudando. Entonces funciona este lugar, que en el que chicos en  diferentes situaciones llegan a tocar las puertas. Hay una realidad social que se puede ver, que la vi yo estos días. Una realidad que si ponemos voluntad, se puede cambiar”.

“Lo que pretendemos es que esos chicos excluidos, adictos, en situación de calle, tengan un lugar en la sociedad, como el que tengo yo hoy en día. Hace cinco años que dejé de ser consumidor de pasta base, de paco, perdí mi familia, perdí un montón de cosas. Hace ocho años estoy en el Hogar de Cristo y cinco que terminé mi proceso de recuperación. Tengo un trabajo, vivo dentro de esos  hogares en Puerta de Hierro, en la zona de La Matanza, catalogado como zona roja en el conurbano bonaerense. Trabajo con chicos que tienen la misma problemática que tuve yo, acompaño vidas, la sabiduría que nos regaló Dios al darnos la oportunidad de una nueva vida, la compartimos. Por eso nos vinimos hasta el barrio Eva Perón, al Centro Belén, que funciona  en la mz 80 casa 16, a sumar nuestra semilla, a decirle a las madres, padres, vecinos,  que hay un lugar en el que podemos acercarnos para ayudar a esas personas que hoy están enfermas, porque las adicciones son sustancias que nos manejan, la idea es que esos chicos no estén en alguna esquina malgastando su vida, sino que cuenten con un espacio donde lo miren diferente”.

La Familia Grande del Hogar de Cristo consigue justamente ayudar a los jóvenes  que se encuentran en diferentes situaciones, a través de voluntarios, ya que son muchas las personas dispuestas a dar ese calor de hogar y conformar esa familia que los reciba.

Talleres, emprendimientos, espacios de oración, acompañamiento espiritual, son algunas de las actividades que se realizan y que, en muchos casos, forman parte del proceso de recuperación de quienes se encontraban dominados por el flagelo de la droga.

Después de diez años de trabajo, acompañan con 92 dispositivos, han formado 37 centros barriales Familia Grande, en 16 provincias.

Formosa no es la excepción, y así llegaron ellos, a recorrer las calles, a contar sus historias, a encontrarse con esos jóvenes, en esos mismos lugares, que como el caso de Juan Manuel, alguna vez fueron su refugio. Pero con otra mirada. Y con mucha fe. Intentando cambiar realidades.  Llevando el mensaje de que es posible, y de que de las drogas, con la ayuda de Dios y mucha voluntad, se sale.

Para leer nota original de la Voz Digital: http://www.radiolavoz.com.ar/locales/2018/9/5/la-familia-grande-de-el-hogar-de-cristo-en-formosa-52865.html