Notas

Francisco: El padre Pepe, el “cura villero”, es un gran ejemplo para la Iglesia

El padre argentino José María Di Paola “Pepe”, sacerdote “villero” (de periferia), amenazado de muerte  (suerte que le tocó el pasado 5 de octubre a su amigo, el padre Juan Viroche), fue propuesto esta mañana por el Papa Francisco como un ejemplo para la Iglesia y para los párrocos romanos, con los que se reunió en la Basílica de San Juan de Letrán.

El padre Pepe “es un grande”, dijo Bergoglio, quien contó un episodio de “un joven que se estaba recuperando en el Hogar de Cristo del padre Pepe en Buenos Aires. Decía que el padre Pepe lo había ayudado mucho. Que un día le había dicho que no podía más, que sentía mucho la falta de su familia, de su mujer y de sus dos hijos y que se quería ir, pero el padre le dijo: ‘¿Y antes, cuando ibas a drogarte y a vender droga, te faltaban los tuyos?’ ¿Pensabas en ellos?’”.

“Yo – le dijo ese hombre al Papa Francisco, quien recordó hoy sus palabras – hice gesto de ‘no’ con la cabeza, en silencio, y el padre, sin decirme nada más, me dio una palmada en el hombro y me dijo ‘Ve, basta así’, como para decirme: date cuenta de lo que te sucede y de lo que dices. Agradécele al Cielo que ahora sientes que te faltan’”.

“Ese hombre – comentó el Papa – decía que el sacerdote era un grande, que le decía las cosas en la cara y esto lo ayudaba a combatir, porque era él que tenía que poner toda su voluntad”. “Cuento esto – les explicó Francisco a los párrocos de la diócesis de Roma – para hacer ver que lo que ayuda en el crecimiento de la fe es tener juntos el propio pecado, el deseo del bien de los demás, la ayuda que recibimos y la que debemos dar nosotros”.

“A mí me gusta repetir – agregó Bergoglio, quien antes del encuentro había confesado a doce sacerdotes – que un sacerdote o un obispo que no se siente pecador, que no se confiesa, que se encierra en sí mismo, no progresa en la fe. Pero hay que estar atentos para que la confesión y el discernimiento de las propias tentaciones incluyan y tengan en cuenta esta intención pastoral que el Señor quiere darles”.

“No vale – concluyó Francisco – sentirnos perfectos cuando desarrollamos el ministerio y, cuando pecamos, justificarnos por el hecho de que somos como todos los demás. Es necesario unir las cosas: si reforzamos la fe de los demás, lo hacemos como pecadores. Y cuando pecamos, nos confesamos por lo que somos, sacerdotes, subrayando que tenemos una responsabilidad con las personas, no somos como todos”. (AN)

 

Link de la nota original en Faro Di Roma: http://www.farodiroma.it/2017/03/02/francisco-el-padre-pepe-el-cura-villero-es-un-gran-ejemplo-para-la-iglesia/