Videos

El camino a la autonomía

<<< Volver al home de Videos

El camino a la autonomía

Alicia

Buen Samaritano – Villa Palito – La Matanza, Prov. de Buenos Aires

Queremos compartir sobre los vínculos que sanan. El primer vínculo que tienen que empezar a recorrer es la decisión de encontrarse con un otro que les viene a tender una mano o a proponer un cambio en su vida. Cuando vienen a nuestro encuentro están fragmentados, con dolores, con destrucción.

El primer vínculo tiene que ver con empezar a reencontrarse con ellos y ellas mismas, a descubrirse, a saber que son valiosos y valiosas. Descubrir que merecen una posibilidad de vivir de manera distinta, de empezar a relacionarse de manera distinta. Sabemos que el encuentro con uno mismo no siempre es fácil. Encontrarnos con nosotros mismos, con nosotras mismas, es mirarnos y mirar nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad. Esas carencias que muchas veces no quisimos ver y por eso, fuimos al encuentro del consumo. Las sustancias que hicieron que tapáramos lo que veíamos y nos estaba haciendo sentir una necesidad. Sabemos que el consumo es consecuencia de otra cosa, no es el primer problema. Entonces el primer vínculo a sanar o a restablecer es con ellos mismos. En este proceso voy haciendo camino con otros.

Esta revinculación conmigo me abre al otro a la otra que también está en el mismo camino que intentamos hacer. A su vez, me abre a revincularme con mi familia que en algunos casos me fue dejando de lado y eso también me produce temor, me desconcierta. Muchas veces porque sabemos por la experiencia y por el acompañamiento que venimos teniendo a lo largo de este tiempo que no siempre nos responden como quisiéramos. Un gran freno que tenemos en el acompañamiento son los temores. Además tenemos que ayudar a reconciliarse con estos temores para poder vincularnos con el otro, conmigo mismo, con la familia, con la comunidad, con el espacio que me recibe.

El amor es un elemento importante -es más es lo troncal- para poder recrear los vínculos. El que se siente amado, se siente valorado y es capaz de descubrir las potencialidades, los valores, las virtudes, las cosas lindas que tenemos. Hacer sentir al otro valioso me parece que es una de las herramientas más importantes dentro del acompañamiento.

Creo que reconocer a cada piba y a cada pibe como un ser único, valioso, importante, los posibilita y los habilita a poder encontrarse consigo mismo, con su familia, con su comunidad y con la sociedad. En la medida en que voy despertando mi ser único e irrepetible se van abriendo un abanico de posibilidades de encuentro.

En el tiempo que llevo caminando con las chicas y los chicos en los Hogares del Buen Samaritano, estoy aprendiendo a ser un poco más paciente. La vida tiene su tiempo, así como Dios tiene tiempos para cada uno de nosotros. La vida de cada pibe, de cada piba, también tiene su tiempo. Es importante acompañar sin avasallar la vida del otro, respetándola pero sabiendo que queremos algo distinto.

Cuando acompañamos a encontrarse con una experiencia de vida distinta, a sentirse amados, a sentirse sostenidos por otros y otras se habilita la capacidad de elegir. La problemática del consumo encierra a las personas sobre sí mismos, en su propia experiencia, y se pierde la capacidad de ver más allá, quedando encerrados en esa problemática. El camino de encuentro, de recibirlos como vienen, nos habilita y nos posibilita a recrear vínculos distintos y hacer familia.

La dinámica de los Hogares Buen Samaritano es de internación. Cuando vienen se quedan viviendo con nosotros en los distintos Hogares que tenemos. Hay distintas fases por las cuales van pasando. No hay un tiempo estimativo de proceso, depende de cada uno de los chicos y chicas y al proceso que necesiten para poder hacer el tratamiento. Están con nosotros las 24 horas del día y hay un equipo interdisciplinario que trabaja en conjunto y comparte la vida con ellos todos los días y todo el día.

Clara

Buen Samaritano – Villa Palito – La Matanza, Prov. de Buenos Aires

A través del tiempo, aprendimos a recibir a los chicos como personas que necesitan de acompañamiento sin pretender cambiarlos. Lo importante que ellos fueran creando la propia autonomía. Los recibimos como huesos secos: les damos el recibimiento, los alimentamos, los fortalecemos hasta que ellos, de a poco, empiecen a tomar conciencia de lo que quieren hacer, hacia dónde quieren ir, y puedan empezar a hacer sus proyectos de vida.

Muchas veces, por sus propias frustraciones y miedos a enfrentarse a las cosas, dependen mucho de nosotros. Es importante pensar los límites en este punto porque quizá, sin darnos cuenta, cometemos el error de la sobreprotección y de tomar decisiones por ellos. En esto también tuvimos que hacer cambios y es difícil.

A la vez, acompañar nos remueve mucho al interior de nosotros mismos con respecto a cómo encaramos nuestras vidas e ir aceptando al otro como tal. En la relación y el vínculo que entablamos con los chicos es fundamental descubrir desde dónde nos paramos y los recibimos sin pretender los cambios.

Enrique “Quique”

CB Calle Belén – Bahía Blanca, Prov. de Buenos Aires

¿Estamos de acuerdo que acompañar la autonomía es acompañar desde el otro y no desde la expectativa de uno? Nosotros no. No estamos de acuerdo con eso. Creemos que es acompañar desde el otro porque exige un esfuerzo de salida, pero es acompañar desde nosotros también. Nuestra propia expectativa está en juego. ¿Alguno quiere que los pibes sigan poniéndose cuando vienen a la casa? ¿Alguno quiere que siga? No. Nos jode.

No podemos ser mentirosos en eso porque si no ponemos en claro en nuestras propias expectativas tampoco podemos hacer acompañamiento a la autonomía. A todos nos jode ver que el pibe está roto y está entrampado, a todos nos jode también descubrir que nosotros estamos rotos y estamos entrampados. Por eso decimos que ahí ponemos en juego las dos expectativas. Como bien plantearon antes el encuentro sana a las dos partes, a la comunidad entera.

No trabajamos desde un vínculo bilateral, trabajamos en comunidades que se van construyendo. A su vez, no pensamos una construcción del otro, pensamos una construcción de nosotros, una construcción que tiene una intencionalidad. No quiero ver entrampado al otro, no lo quiero ver roto y voy a hacer estrategias que me vayan ayudando a que el otro no quede entrampado.

Al mismo tiempo voy a hacer estrategias para salir de nuestras propias trampas. No creo una inclusión del otro, necesitamos crear condiciones: socioambientales, familiares, vinculares que nos integren a todos, nos permitan el “todos adentro”, el “todos podemos ir superando trampas”.

¿Cómo operativizamos este proceso?

En un encuentro profundo que tiene que poner en sintonía los deseos, deseos que están detonados. El otro punto es la propuesta que tenemos porque, por un lado, está en juego nuestra expectativa y por el otro lado, porque la propuesta invita a que el otro se descubra único, importante, como nosotros nos descubrimos únicos e importantes. Por último, están los proyectos de vida.

Claudia, Enrique “Quique” y Martín

CB Calle Belén – Bahía Blanca, Prov. de Buenos Aires

Nuestros tiempos, nuestra ansiedad, nuestras ganas, nuestros deseos de verlo bien -no tan desarmados, tan rotos o tan en hilachas- hacen que pongamos expectativas y que no podamos esperar el tiempo de ellos. Tal vez, este no sea el momento de terminar sus trayectorias educativas, de insertarse laboralmente. Quizá hay que esperar. En este sentido, por un lado, es interesante este concepto de espera paciente.

Por otro lado, la construcción del proyecto debe ser singular. Cada uno de los pibes que pasan por Calle Belén, en nuestro caso, tienen sus expectativas y deseos. No hay un único proyecto que pensamos para ellos. Simplemente abrimos el abanico de posibilidades y ellos de acuerdo a sus deseos pueden ir eligiendo esta proyección hacia el futuro y hacia lo social.

Otra cuestión es ir construyéndonos nosotros a partir de este proyecto, tanto en lo personal como en equipo. A partir de las necesidades y las cuestiones que van surgiendo vamos aprendiendo. Esta dialéctica de no pensar que salvamos al otro sino que en realidad hay una construcción donde ellos también nos aportan a nosotros y, a su vez, se hace extensivo a lo social, a la comunidad: tanto al barrio como a la sociedad en general.

Es toda la comunidad. Es toda la estructura. Pero el pibe concreto viene explotado. Viene explotado en su deseo, viene él roto por muchos lugares, viene a veces con un deseo tan debilitado que hasta encontrar esa búsqueda, que queremos proponerle descubrir, tenemos que tironear muy suave tratando de buscar interpelarlo. Llegan ellos y a veces los salimos a buscar. En ese haber llegado hay una primera señal de que hay un deseo de más. Nosotros tenemos que tirar más, porque si lo dejamos parado ahí sigue igual. Me convierto en mero espectador, lo sacralice. Digo: “Es sagrado”. Listo, no puedo tocar su vida. La miro pasar.

Nosotros no queremos dejar pasar la vida, queremos construir con él. Para mostrar que todos somos necesarios tiene que haber una espera necesaria. “Te necesito mañana para que continúes con esto. Algo te está esperando.” Algo que a veces es concreto: estoy armando una artesanía en madera y mañana la tengo que continuar. Puede ser también un servicio a mí, al otro y después será descubrir que nuestras manos van construyendo sociedad de todos, comunidad de todos. Por eso, la propuesta atenta y constante.

La espera de sus tiempos no significa no proponer, no significa no tener claro que yo no quiero para ese pibe lo que está viviendo y que el pibe probablemente tampoco lo quiere. Tenemos primero ponernos en mismas perspectivas de deseo. Encontrar nuestros deseos. Si nos desesperamos en esto de seguir tirando, la trama se destruye. Entonces, hay una tensión muy mínima, un hilo muy finito donde tenemos que estar jugando para que no se rompa la trama pero, a la vez, con esta hilacha poder construir una trama nueva. Queremos todo del pibe porque el está llamado a todo como cada uno de nosotros.

Tenemos Evangelio adentro. Sabemos que Dios quiere todo de nosotros. La vida se abre camino porque Dios quiere la vida. Si tenemos esto claro, por más que no vayamos con el pibe para que se ponga a rezar con nosotros, buscamos vivir con esa esperanza el Evangelio. Tenemos nuestras propuestas de espiritualidad que son muy libres. Pero más allá de eso, tenemos clara la propuesta de Jesús. Eso nos hace descubrir como contaban las chicas que el amor es lo central.

No podemos acompañar la autonomía sin vínculo que ama porque ahí es donde la vida cobra sentido. El corazón marca los sentidos y la cabeza las estrategias. Reconstruir los vínculos con los demás es romperlos y volverlos a construir de otra manera. Vamos a traer distintas ideas de las charlas anteriores. Brenda dijo: “No es dejar de consumir es aprender a vivir”. Esto de aprender a vivir es reconstruir estos vínculos. Es empezar de cero. Nosotros somos conscientes que el pibe no es el que está roto: la que está rota es la sociedad. Somos nosotros los que estamos rotos también. En la medida que reconstruimos un pibe, nos reconstruimos a nosotros y a la sociedad.

Cuando pienso un proyecto para ese pibe no lo encierro, lo tengo que proyectar a una sociedad posible. Brenda dijo algo clave con respecto a eso: “Recibir la vida como viene… no papá. Venime a buscar. Estoy en el barro y quiero que me busquen”. César, por su parte, hablaba de grupos terapéuticos, con Claudia nos sonaba mucho a los grupos operativos de Pichón Rivière. ¿Pichón que hacía? El tipo entendía que las relaciones individuales no son uno a uno y en la medida que yo reconstruyó una relación individual voy reconstruyendo todas las relaciones. Daiana, pone el centro en la espiritualidad. Cuando habla de espiritualidad es presentar a Jesús.

Todas las casas, en nuestro caso, tienen a Nuestra Señora Luján, al cura Brochero, y madre Teresa de Calcuta. Entonces, en todas las reuniones que tenemos, yo llevo gente de otros lados y nos reunimos en la casa para que vean a los chicos, les hacemos pedir algo a la Madre para que se lo conceda. Esto es central porque si no perdemos el foco.

Pepe transmitió la idea de que el derecho humano es un derecho a vivir en sociedad y para vivir en sociedad tenemos que estar todos en esa sociedad. Cuando doy clases digo: “Estamos acostumbrados que hay un 30% de pobres pero está mal. Estamos acostumbrados que haya pibes que se las reponen con la droga, pero está mal”. Fue positivo el tema de hacerlo Iglesia. Las casas tienen que ser de la Iglesia. Por lo tanto, ¿qué pasa cuando uno quiere meter las casas en la Iglesia? Tiene problemas con el obispo. Y está bueno que aparezca un problema con el obispo; quiere decir que estamos haciendo las cosas bien porque el obispo es principio de unidad de la Iglesia. Si el obispo no quiere firmar algo hay un conflicto. Hay que discutirlo, tiene que saber qué pasa, se tiene que enterar y nos tiene que firmar. Entonces, tiene que ser parte del proyecto. Las palabras compartidas de violencia estuvieron excelentes.

Retomo la última frase de Lourdes: “Encontrar un sentido de la vida vuelve tolerable la responsabilidad de la autodeterminación y constituye el núcleo de la acción social.” Yo digo que la vida tiene sentido cuando se orienta el desarrollo de una comunidad donde todos tenemos garantizada la vida. Tener garantizada la vida es encontrar formas de producción, familias, y una nueva organización social. Desde el sesgo marxista de mi formación profesional diría modos de producción. Pero, en última instancia estamos llamados a encontrar formas.

Piénsenlo en este sentido: toda la vida desde que me levanto, cómo trabajo, cómo aportó a la sociedad, eso tiene que ser para nosotros. Si yo le descubro a un pibe un laburo, ese laburo me tiene que cambiar a mí también. Me tiene que llevar a hacer otra cosa. Finalmente, la autonomía acompañada es un recibir o salir en la búsqueda.

Por un lado, acompañar desde el otro pero también poniendo en juego nuestra expectativa y construir juntos. No es bilateral sino de muchos. Por otro lado, nos tiene que impulsar a un trabajo concreto, con situaciones concretas, donde tratamos de desarrollar los múltiples proyectos de vida desde pequeños proyectos cotidianos que ayudan a ordenar el tiempo. Implica también que no podemos quedarnos en lo chiquito de nuestra casa sino que tenemos que salir a interpelar las instituciones sociales. Lo que está instituido, a lo que estamos acostumbrados a vivir de una manera, lo interpelamos porque sabemos que todos tenemos que estar metidos dentro. Muchas instituciones no ayudan a que todos estemos metidos dentro.

Esto resume un poco la idea que queríamos expresar desde Calle Belén.

Aportes y preguntas de los participantes

Refugio Cura Brochero – Hombres en situación de calle, Prov. de Neuquén

Algunos se han podido restablecer, algunos vuelven, pero básicamente, en nuestro caso, la autonomía está muy ligada al consumo. O sea, ellos no logran esa autonomía e incluso, a veces, sienten la comodidad de tener un lugar donde poder ir a comer, a charlar. Nos aferramos cuando obviamente nos piden de hablar con ustedes.

Uno de los puntos que más nos preocupa es hasta dónde ellos van a estar. No podemos dar un plazo y decir: “Tenés tres meses y te vas”. Algunos refugios funcionan así. En Cipolletti, por ejemplo, abrió hace poco un Hogar para mujeres en situación de violencia y tiene un plazo de cinco meses. Yo pensaba qué irá a hacer esa mujer después de los cinco meses. Nosotros no tenemos plazos pero sí nos preocupamos cuando descubrimos que ya hay muchos que hace un año que están.

Si bien el refugio hace un año y medio que funciona, ya hay gente que está hace un año. Le hemos conseguido trabajo, han ido y recaen porque robaron o por otros motivos… Estamos hablando de personas mayores, por eso la preocupación por la autonomía. Nos cuesta muchísimo el sostenimiento de los trabajos o, muchas veces, las ofertas laborales que nos hacen las tenemos que descartar porque lamentablemente hay personas que no están en condiciones o no pasan las pruebas. Igualmente seguimos apostando una y otra vez. Es la única manera que tenemos de acompañar.

Cuando logran irse, para nosotros, es el mayor logro, al igual que cuando aceptan un tratamiento. De alguna manera, consideramos que el tratamiento también es una autonomía. Acompañamos todo el tratamiento: ya sea en otro lugar, o en otra ciudad, también es una manera de autonomía.

Gastón

CB Jorge Novak – Villa Itatí, Prov. de Buenos Aires

¿Qué tipo de autonomía trabajamos en los Centros Barriales y en el Hogar de Cristo? ¿Una autonomía política? Cuando hablamos de autonomía política hablamos del territorio, de su barrio. Es decir, cómo la persona, el pibe, la piba vuelve a su barrio. Desde qué el lugar. Cómo acompañar ese proceso es la parte más difícil.

Más arriba se mencionaron los lugares que te dan cinco meses y te tenés que ir. Nosotros tenemos una mujer de 38 años que está hace un año y medio y otro que está hace dos años en diferentes instancias de la casa. Se nos hace súper difícil poder pensar estrategias para que puedan arrancar. Dentro de todo eso, esa autonomía la vamos laburando y a veces nos quedamos engrampados en lo emocional. En este tema, cuando a las personas que se acercan le decimos “es tu familia” esto los emociona, los enganchamos y después lo tenemos que dejar ir. La persona puede volver millones de veces, pero creo que queda como un apego tan fuerte que nos cuesta también trabajar y poder verlo.

El tema es cuando lo vemos porque es ahí cuando se pegó el palo. Y cuando se pegó al palo, ¿qué pasa? ¿Qué tipo de relaciones? ¿Cómo nos vinculamos? ¿Qué creamos? ¿Qué construimos? ¿Qué deconstruimos con ellos? Considero que la autonomía arranca en el momento que la persona pisa el lugar. Y esto es 50 y 50. Cuando hablamos en la entrevista que hacemos a veces con Julio les decimos: “A ver… ¿Qué querés hacer? ¿Qué podés hacer?”. Y esperar… Esperamos a ver qué onda. Para mí todo tiene que ver con el tema la autonomía y es un gran desafío.

Enrique “Quique” y Martín

Dos cosas. Primero, no cambiemos la dependencia de la droga por la dependencia de la casa. Esa es la primera tensión. Segundo, la autonomía no significa que los sacamos de la vida de la casa. Cuando uno piensa se va… ¿Cómo vamos a elaborar esa autonomía de la casa, ese irse de la casa, siendo referente también de la casa? Esa tensión son las dos caras de una misma moneda. Por un lado, no queremos que se quede eternamente, pero por otro lado, no queremos que se vaya. La idea es que el equipo pueda construir con él otra cosa.

Nos gusta a veces usar una metáfora que es la familia… simplemente porque es más fácil. Cuando papá o mamá ven que se va el hijo a cierta edad tiene el mismo tironeo. Querría que haga lo que uno hubiera hecho. Este tironeo es simplemente dejar la puerta abierta porque siempre que venga a comer lo disfrutás como padre. Pero, a la vez, juntos fueron generando algunas construcciones con la esperanza, con la fe y con la confianza que puede construir nuevos lugares con aquello que lleva de tu familia. Su nueva familia, no te saca a vos como familia sino que crea un nuevo espacio.

Aún con todo lo que cuesta sabemos que cuando alguien se va, no se va de la casa. Genera un nuevo lugar de construcción y es nuevo referente. Nuestro sueño, en realidad, es que vaya siendo tipo un virus que llega a un lugar y arranca algo nuevo. Con nueva creatividad, pero con esa impronta, esa mística de familia, de Evangelio, que nosotros tratamos de transmitir. Evangelio que es esto: esa esperanza en la vida. La vida le gana a la muerte.

Juani

CB Enrique Angelelli, Prov. de Formosa

Estoy trabajando desde hace tres años con el pueblo Wichí. Desde hace muchos años estamos vinculados con este pueblo. Ellos no hablan de autonomía sino de reciprocidad. Me parece que es superador de esto que estamos queriendo explicar. Siempre la autonomía tendrá un elemento de “es lo que yo quiero”. La autonomía hace referencia a lo individual, donde lo comunitario, lo colectivo se diluye. Creo que estaría bueno darnos un tiempo para pensar. Tal vez podrá ser la reciprocidad u otro término pero la autonomía no me termina de cerrar. Sentía que a todos les pasaba lo mismo. Tenemos que ponerle tantos otros términos, que algo nos pasa.

Enrique “Quique”

Tanto el ruido de la tensión como la reciprocidad y la autonomía son positivos. Hay una experiencia que hemos visto mucho en los Hogares: “La Barca” de experiencias de África. A veces, contaban está tensión de lo comunitario y lo individual. Cuándo lo comunitario también puede sin querer barrer lo individual. Es decir, sos en la comunidad pero cuando salís de la comunidad no sos nada.

Creo que tenemos que trabajar con las tensiones y con los ruidos. Si tomamos la autonomía como solo lo individual tenemos un problema y la comunidad si se toma como el único espacio de la vivencia también es un problema. Considero que tenemos que trabajar con las tensiones y los ruidos, y no acabar el ruido. Simplemente, porque eso es lo que genera la creatividad de las prácticas.

María Silvina

Padre Misericordioso – Rosario, Prov. de Santa Fe

Soy porque puedo ser con el otro. Uno se enriquece con la mirada de cada persona que nos toca la puerta y que lo acompañamos desde ese día hasta siempre. Hasta lo que el otro y nosotros nos podemos permitir. La autonomía también es con límites. Límites por el respeto al otro quien todos los días nos muestra hasta dónde y hasta dónde yo puedo.

Me quedaba con esto de que cuando uno muestra un amor sincero y profundo hacia el otro, ahí empieza un camino. Poder mostrar, desde nuestro lugar, que esencialmente somos buenos. Que todos tenemos algo que es muy bueno, brillante, y que si nunca brillo podemos ayudarlo a brillar. Puede ser muy importante para resignificar la vida.

Marcelo

HC Virgen de Luján, Prov. de Tucumán

En algunos Centros Barriales hay algunas experiencias concretas para acompañar ese proyecto de vida. Se les proponen ciertas prioridades para ir trabajando objetivos a corto plazo y se los acompaña con un diálogo personal y también con un momento de intercambio comunitario. Entonces, cada uno comparte cómo va avanzando en los objetivos que se ha propuesto. ¿Ustedes tienen alguna experiencia para acompañar los proyectos de vida?

Desde la experiencia del Buen Samaritano

Alicia

Como dije al principio tenemos etapas. La primera es de internación y están hacia dentro de la comunidad. Esto lleva varios meses. Después, se pasa de comunidad donde empiezan a tener una revinculación más directa con la familia y empiezan a salir. Finalmente, en un tercer momento se acompaña todo el proceso de salida afuera con trabajo. Es ahí cuando se va gestando un proyecto de vida personal y laboral. Se los acompaña en ir haciendo prioridades en sus gastos y elecciones.

¿Cómo ir haciéndose nuevamente sus casas si no tienen? o ¿Cómo poder instalarse con su familia e ir consiguiendo sus cosas personales? Los proyectos de vida se van gestando desde ellos y se los va acompañando con lo que cada uno va presentando.

Clara

Hay un proyecto para trabajar en el comedor, acompañar la casita donde están los niños… Según sus gustos, se va despertando en ellos otras inquietudes y cosas que de repente no se veían en determinadas áreas y sin embargo les gusta. Por un lado, está el centro de formación con distintos talleres: carpintería, computación, herrería, panadería; por otro lado, los cursos donde se va enseñando…

Desde la experiencia del CB Calle Belén

Enrique “Quique”

Ofrecimos una primera estrategia que nos funcionó muy bien y después perdimos por los “incendios” de la dinámica diaria. Por eso, a veces está bueno repensarlo y volvernos a ubicar. Habíamos hecho un cuaderno de sueños donde se proyectaban a dos años y después, cada día iban escribiendo cómo se habían acercado o alejado a ese objetivo. Cada tanto compartíamos lo que quisieran y del modo que quisieran, y nos permitía ir evaluándonos. Descubrimos que se iban repensando sueños. Lo que pensaste el primer día no es lo que querés construir dentro de dos meses, justamente porque se va tironeando. Esto estuvo muy bueno, en algún momento hizo agua y tendríamos que retomar este tipo de estrategia.

Más allá de eso, vamos pensando todo el tiempo algunas cuestiones que nos obliguen a generar espacios de proyecto de vida. Estamos muy acostumbrados a bajarles cuál es el proyecto de vida, a diseñarlo todo nosotros. Tenemos que ir logrando que nos reemplacen. Nuestra mayor alegría es cuando nos van reemplazando en acciones. Yo daba un taller de algo y ahora el que propone uno de los chicos está mucho mejor siendo un educador de la casa con mucha más herramienta que yo en algún área. A veces, aceleramos procesos, a veces los retrasamos… Lo hacemos mal pero lo hacemos juntos.

Pablo

Padre Misericordioso (Baigorria) – Rosario, Prov. de Santa Fe

Tenía varias experiencias laborales. No era un pibe de la esquina aunque terminé viviendo en la calle, pero no era de frecuentar la esquina, o los lugares de consumo habituales. Tenía mi trabajo. Soy maquinista vial. Hoy estoy trabajando en el Hogar. Fui nuevamente convocado como operador a la noche en la casa de medio camino.

Creo que lo que nos sirve a todo adicto en recuperación es la posibilidad de poder elegir. Que nos dejen elegir y equivocarnos. Se me había presentado un trabajo en una fábrica de cocina y elegí trabajar ahí. Dejé Villa “La Lata”, me equivoqué, y luego opté por trabajar en una marmolería. Así pasaron dos años, casi tres y tuve una recaída. En seguida, identifique adónde iba a volver y no llegue a volver donde había vuelto antes. No llegué a la calle nuevamente.

Tenía una pareja que me apoyó y volví al Hogar. Fui procesando la recaída. He visto a varios compañeros recaer y volver al Hogar porque creo que hay un sentido de pertenencia. En nuestro Hogar, siempre va a estar este amor incondicional hacia los que van pasando. Este dar y seguir brindando la oportunidad.

Pilar

CB en Río Cuarto, Prov. de Córdoba

En la base tiene que estar el amor. Tiene que primar. Eso es lo que permite en el vínculo con el otro y la transformación. El amor es lo que nos permite estar más allá de las recaídas, como nosotros en otras cosas también tenemos nuestros bajones, nuestras idas y venidas.

Así como en la base tiene que estar el amor también tiene que estar la alegría de saber que vamos a esos ambientes difíciles con una Buena Noticia, proponiendo ponernos a la par para una transformación conjunta.

Uno de los participantes

A propósito, a raíz del pasaje tan bonito del Evangelio de la transfiguración, cuando Pedro le dice a Jesús: “Maestro que bien estamos acá. No querés que hagamos tres carpas”, pensaba que a veces el Hogar te invita a quedarte en la carpa armadita. Sin embargo, pensando otro pasaje bíblico, el del encuentro de Jesús con María Magdalena cuando María lo reconoce a Jesús como su Señor y su Salvador, hay un pedido expreso de Jesús. María se aferra a los pies de Jesús y Él le dice: “No me retengas.”

Este Jesús que descubro en el Hogar, gracias a las herramientas que me fueron brindando, no es para ser retenido. Este Jesús es para ser compartido. Cuando vos lo descubriste y realmente te transformó la vida, vos mismo sos el que después sale a buscar a otros. Ahí, el proceso de tu autonomía quedó resuelto porque descubriste que sin el Hogar no es mucho lo que podés hacer. Así como gracias a esas herramientas que te brindo te ayudaron, necesitas, de alguna manera, volver al Hogar para devolver lo que allí se te brindó.

Martín

Lo que compartió Pablo está genial. Empezó con que la posibilidad de ser acompañado le dio la posibilidad de elegir. Y eso muestra cómo está devolviendo, poder acompañar y dar la posibilidad de elegir. Esa posibilidad de elegir siempre está condicionada por lo que nos pasa como sociedad. Ahí quiero retomar la apreciación que estuvo muy piola de la gente de Novak, de Quilmes: “¿Qué pasa cuando tiene que volver al barrio?”. A mí la experiencia del Hogar de Cristo me transformó pero no transformo al barrio. Tendremos que pensar cómo empezamos a transformar los barrios de donde vienen nuestros chicos, cómo empezamos a transformar esas realidades porque también trabajar en eso es parte de nuestra misión.

Enviar un comentario