Textos Fundantes

Compartiendo con los pobres la Alegría del Evangelio, a la luz de la enseñanza del Papa Francisco.

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Compartiendo con los pobres la Alegría del Evangelio, a la luz de la enseñanza del Papa Francisco.

Este encuentro busca de alguna manera poner en diálogo el magisterio del Papa Francisco con nuestra práctica en la Familia Grande del Hogar de Cristo. Quisimos traer acá la enseñanza del Papa que nos muestra un modo de ser Iglesia, muy cercano al Evangelio de Jesús. Creo que meditarlo nos va a hacer mucho bien y puede ser provechoso para las hermanas y hermanos a los que queremos servir.

La enseñanza de Francisco es sencilla, es accesible. Hice la selección de algunos textos, entre ellos tomé alguno breve, de la visita a Colombia, a Chile, a Paraguay. No puse nada de Uruguay porque no fue. Lo hice mirando el contexto de este encuentro del cono sur, aquí en la Villa Marista de Luján.

Voy a ir glosando, los textos son muy claros. Como al buen vino no hay que echarle agua. Vamos a hablar, relativamente breve, porque puedo hablar largo como San Pablo. Dicen que San Pablo predicaba mucho y predicaba bien. Resulta que predicaba tanto que en una ocasión uno se queda dormido y cae de un techo y se muere y San Pablo lo resucita (cfr. Hch. 20, 7-12), como yo no tengo esa capacidad si alguno se cae, hablaré breve… (risas)

1)   “Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!  Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”(Christus vivit  Nº 1-2)

Lo primero a lo que nos mueve el Papa  es a un anuncio muy sencillo, fundamental, clave: el KERIGMA.  Kerigma quiere decir anuncio y en este caso lo tomo de una exhortación que el Papa hace ahora, hace poquito, la exhortación a los jóvenes. Uno dice: “Ah esto es una carta para los jóvenes, que la lean los jóvenes”. No, en realidad, nos haría bien leerla no sólo a los jóvenes sino a todos, porque apunta a rejuvenecer la Iglesia.

El kerigma es “lo primero que necesitamos anunciar y también escuchar”. Es lo ‘primero’ en sentido cualitativo porque es el anuncio principal, que no puede faltar, ni opacarse con nada, ni olvidarse para reemplazarlo por contenidos más profundos. Es necesario un anuncio que hable al corazón, que encienda la esperanza: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (Evangelii Gaudium Nº 164).

2)   “El kerygma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros. El contenido del primer anuncio tiene una inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad.”(Evangelii Gaudium Nº 177)

Cuando Jesús resucita se aparece a sus discípulos como si fuera en esta sala, entra y les muestra sus llagas para que crean: “vení, mirá mis manos, mirá mis pies”, y le dice a Tomás: “mirá tocá acá mi costado -donde recibió el lanzazo-“. Qué decimos con esto, que la resurrección de Jesús no devalúa la cruz, no dice la cruz es algo ya pasó. Las llagas gloriosas están en el cuerpo resucitado de Jesús y allí se nos da una clave: “para encontrar a Dios, para entrar en el corazón de Dios tenés que entrar a través de las llagas de tus hermanos.”

Y sabemos que hoy Cristo está llagado en los niños, niñas y adolescentes que sufren la pobreza, en los ancianos olvidados, en los enfermos, en aquellos padres de familia que han perdido el trabajo, en los pibes y pibas tirados en el pasillo consumiendo, etc. Muchas veces en una gran ciudad como Buenos Aires nos preguntamos ¿dónde vive Dios? Si nos acercamos a las llagas de nuestros hermanos, nos encontraremos con Dios que ya estaba allí antes que nosotros llegáramos.

El Kerigma tiene, dice el Papa, un contenido ineludiblemente social. No está divorciado de lo que nos pasa diariamente y del sufrimiento humano. Este anuncio del amor que vence a la muerte,  nos interpela a hacernos cargo del dolor del hermano. En la esencia del Evangelio está el compromiso con los otros y está la vida comunitaria.

Es lo que nosotros intentamos vivir, intentamos el compromiso por los otros e intentamos la vida comunitaria. Y si intentamos eso estamos intentando vivir el Evangelio de Jesús.

3)   “Mucho se ha hablado sobre la Iglesia en estado permanente de misión. Salir con Jesús es la condición para tal realidad. Salir, sí, pero con Jesús. El Evangelio habla de Jesús que, habiendo salido del Padre, recorre con los suyos los campos y los poblados de Galilea. No se trata de un recorrido inútil del Señor. Mientras camina, encuentra; cuando encuentra, se acerca; cuando se acerca, habla; cuando habla, toca con su poder; cuando toca, cura y salva. Llevar al Padre a cuantos encuentra es la meta de su permanente salir, sobre el cual debemos reflexionar continuamente y hacer un examen de conciencia. La Iglesia debe reapropiarse de los verbos que el Verbo de Dios conjuga en su divina misión. Salir para encontrar, sin pasar de largo; reclinarse sin desidia; tocar sin miedo. Se trata de que se metan día a día en el trabajo de campo, allí donde vive el Pueblo de Dios que les ha sido confiado. No nos es lícito dejarnos paralizar por el aire acondicionado de las oficinas, por las estadísticas y las estrategias abstractas. Es necesario dirigirse al hombre en su situación concreta; de él no podemos apartar la mirada. La misión se realiza siempre cuerpo a cuerpo.”(VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA FRANCISCO A COLOMBIA. ENCUENTRO CON EL COMITÉ DIRECTIVO DEL CELAM. Nunciatura apostólica, Bogotá. Jueves 7 de septiembre de 2017)

En Colombia el Papa dice: La Iglesia debe reapropiarse de los verbos que Dios conjuga en su misión divina. Salir para encontrar, sin pasar de largo, reclinarse sin desidia, tocar sin miedo. Y acá aparece el tema de los verbos. Es muy interesante cuando el Papa Francisco propone verbos porque está invitando a ser concretos. Si hay algo que el Papa Francisco nos dice, sé amigo de lo concreto, manos a la obra y sobre todo cuando alguien está sufriendo, manos a la obra, te podés equivocar pero hay que arriesgarse para cuidar la vida de tu hermano, de tu hermana. Por eso mucha atención cuando uno lee un texto del Papa y encuentra verbos.

4)   “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. «Primerear»: sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como consecuencia, la Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz. Luego, la comunidad evangelizadora se dispone a «acompañar». Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora. Por último, la comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.”(Evangelii Gaudium Nº 24)

Detrás de los verbos, están esas acciones concretas que propone el Papa. En este este caso en EG Nº 24 hay un programa pastoral. Aquí el Papa propone cinco acciones:

La primera acción PRIMEREAR: – es un neologismo-, primerear es llegar primero, anticipar la jugada por así decirlo. Una imagen linda de ello es la que usa el Papa al hablar de hospital de campaña.

Después dice INVOLUCRARSE: hay cosas de las que uno no toma verdadera dimensión si no se ven, si no arriesga, si uno no se juega no sabe de qué se trata, de alguna manera seguimos la lógica de la encarnación. Dios que se hace hombre y que viene a compartir todo lo nuestro, para involucrarse y ver de qué se trata pasa treinta años de vida oculta. Pero el Señor Jesús en esos treinta años de vida oculta abreva, bebe, de aquel pozo del que irán naciendo las parábolas, los ejemplos, así hablará  el lenguaje que entiende el pueblo. El Señor ha sido discípulo de su pueblo, ha aprendido de su pueblo, ha aprendido de su madre, ha aprendido de sus vecinos y vecinas. Hay cosas, situaciones y sobre todo situaciones de profundo dolor que si uno no se involucra no va a lograr nunca nada. No se trata de analizar y diagnosticar y nada más.

Después aparece otro verbo ACOMPAÑAR: tenemos todo el tiempo que Dios nos dé para acompañar, y la verdad es que eso es mucho, porque es todo el tiempo que Dios nos da, pero todo ese tiempo tenemos que acompañar, siempre respetando la libertad del otro que quiera de nuestra amistad, porque se trata, en todo caso, de caminar en amistad donde yo no soy más que el otro, comparto la vida con el otro en familia, en comunidad.

FRUCTIFICAR: es otro verbo que aquí propone el Papa, confiar en que hay que sembrar, sembrar y seguir sembrando, porque Dios va dando el crecimiento. Se trata de iniciar procesos, más que pelear por espacios. Va a aparecer la cizaña dice Jesús en una parábola, no tener miedo, no apurarse, no atolondrarse, no ser coleccionista de conflictos, confiar en la fuerza del amor que uno va sembrando en comunidad.

Y por último, FESTEJAR: celebrar, la alegría de compartir el evangelio viviendo junto a los más pequeños y pobres. Es el sueño que nos convoca, por eso el canto y la danza -aunque algunos seamos bastantes limitados para las dos cosas-. Somos peregrinos a la vida feliz del cielo. Fíjense lo que dice Apocalipsis: “Felices los invitados al banquete de bodas del Cordero” (Ap. 19,9).

Estemos atentos al magisterio del Papa cuando subraya determinados verbos. Un último ejemplo, es un texto muy lindo de la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2018 cuyo lema es: “Migrantes y refugiados, hombres y mujeres que buscan la paz.” Allí propone cuatro verbos: Acoger, proteger, promover e integrar.

5)   “Una Iglesia capaz de ponerse al servicio de su Señor en el hambriento, en el preso, en el sediento, en el desalojado, en el desnudo, en el enfermo… (cf.Mt. 25,35). Un servicio que no se identifica con asistencialismo o paternalismo, sino con conversión de corazón. El problema no está en darle de comer al pobre, o vestir al desnudo, o acompañar al enfermo, sino en considerar que el pobre, el desnudo, el enfermo, el preso, el desalojado tienen la dignidad para sentarse en nuestras mesas, de sentirse «en casa» entre nosotros, de sentirse familia. Ese es el signo de que el Reino de los Cielos está entre nosotros. Es el signo de una Iglesia que fue herida por su pecado, misericordiada por su Señor, y convertida en profética por vocación.”  (FRANCISCO. Encuentro con los sacerdotes, religiosos/as, consagrados/as y seminaristas. Catedral de Santiago. 16 de enero 2018.)

Conversión de corazón. Subrayo esto, se trata de considerar a los más pequeños y pobres dignos de sentarse en tu propia mesa, de formar parte de tu misma comunidad, de ser familia. Ese es el deseo, que se sientan familia en tu comunidad.

A veces acá en la Argentina, no sé cómo será en otros países, a veces tenemos lenguajes que son traicioneros y que revelan también un poco nuestra práctica y no lo digo para criticar a nadie porque yo lo he hecho alguna vez también, pero uno tiene que darse cuenta. Una vez fui a una Parroquia a celebrar una misa, cerca del fin de año, había una cartelera y en el almanaque veo que decía: ‘Cena con la comunidad’, 20 de diciembre y 22 de diciembre ‘Cena con los asistidos’. O sea aquellos más pobres, más pequeños no estaban incorporados a la vida de la comunidad, no eran parte de la comunidad.

Francisco pone el acento en la conversión del corazón, no sólo en mejorar el guiso y ponerle más carne -hay que hacerlo también todo lo que se pueda-,  se trata de que es tu hermano, es tu hermana, de que su historia es sagrada y que si nació en un lugar desfavorable, o ha tenido menos posibilidades de desarrollo en su vida, no es menos que vos. Eso tiene que entrar en el corazón de todo lo que hagamos.

6)    “Cuántas veces imaginamos la evangelización en torno a miles de estrategias, tácticas, maniobras, artimañas, buscando que las personas se convirtieran en base a nuestros argumentos. Hoy el Señor nos los dice muy claramente: en la lógica del Evangelio, no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino simplemente aprendiendo a hospedar.”  (FRANCISCO. En el campo grande de Ñu Guazú, Asunción. 12 de julio de 2015.)

En Paraguay dice así: Hoy el Señor nos lo dice muy claramente, en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas sino simplemente aprendiendo a hospedar. ¿Qué sería aprender a hospedar? Es una pregunta que nos podemos hacer. Otra podría ser ¿Cómo lo relacionamos con recibir la vida como viene y  acompañar cuerpo a cuerpo?

7)   “Veo la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas… Y hay que comenzar  por lo más elemental… ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro” (A. Spadaro Sj, Entrevista al Papa Francisco. 19 de agosto de 2013.)

Recién escuchábamos la canción de Carlos y las otras canciones bellísimas del cancionero, una imagen dice más que mil palabras, el lenguaje poético es el lenguaje por antonomasia para transmitir las cosas más profundas. Por eso, esta imagen dice mucho: la Iglesia hospital de campaña ¿cómo sería en concreto en mi barrio, en mi zona, en mi país?

8)   “En el capítulo 25 del evangelio de Mateo (vv. 31-46), Jesús vuelve a detenerse en una de estas bienaventuranzas, la que declara felices a los misericordiosos. Si buscamos esa santidad que agrada a los ojos de Dios, en este texto hallamos precisamente un protocolo sobre el cual seremos juzgados: «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (25,35-36)… El texto de Mateo 25,35-36 «no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo». En este llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse. Ante la contundencia de estos pedidos de Jesús es mi deber rogar a los cristianos que los acepten y reciban con sincera apertura, «sine glossa», es decir, sin comentario, sin elucubraciones y excusas que les quiten fuerza. El Señor nos dejó bien claro que la santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias suyas, porque la misericordia es «el corazón palpitante del Evangelio».(Gaudete et exsultate Nº 95-97)

En una carta llamada Gaudete et Exsultate, el Papa habla de la Santidad. Es una carta muy linda porque pone a la Santidad al alcance de la mano, habla de la Santidad de la puerta de al lado. Nos dice que todos tenemos una misión en este mundo, es más, cada uno de nosotros puede decir “Yo soy una Misión”. Ninguno está de sobra acá, ninguno es un adorno en la vida. Cada uno tiene un valor único, irrepetible, por eso cada uno es una misión, y descubrir cuál es la misión de uno en la vida es el gran desafío y se identifica con ese camino de santidad que Dios quiere para mí y esa misión es fuente de alegría en mi vida. Ahora bien, las misiones se cruzan, entonces también hay una misión comunitaria.

Dios quiera cada uno descubra su camino en la vida, descubra su para qué en la vida, descubra su nombre en esta vida. Bellamente en el libro del Apocalipsis se dice que al final se nos va a dar una piedrecita blanca que va a tener  nuestro nombre, es decir la misión que tuvimos en esta vida, para qué hemos venido a este mundo (Cfr. Ap. 2, 17).

Ese camino de amor y santidad, el Papa dice que tiene su centro en las bienaventuranzas, las bienaventuranzas de Mateo 5 o Lucas 6.  Y hay una bienaventuranza ‘felices los misericordiosos’, cuyo comentario lo despliega aún más al tratar acerca del protocolo en el que seremos juzgados, el de Mateo 25, 35-36: ‘tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, etc.’ y acá lo que subrayo, en este llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y acciones más profundas. Cuando nos ocupamos de los más rotos, estamos entrando en los sentimientos más profundos de Cristo, estamos caminando detrás de Cristo.

Además ocurre lo que dice bellamente el libro de Isaías 58, 6-8 al referirse al ayuno que ama Dios: “Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.” Aquí se nos revela un secreto maravilloso, cuando vos ayudás a curar las heridas de tu hermano, tus propias heridas misteriosamente se van sanando.

En el fondo, el acompañar a los que sufren termina siendo bendición y luz para nosotros, es bendición y luz para nuestra comunidad, transforma a nuestras comunidades de fe, las humaniza. Entonces se da esto de preguntarnos ¿quién ayuda a quién realmente?

9)   “Para los habitantes de barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la violencia. Sin embargo, quiero insistir en que el amor puede más. Muchas personas en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo. Esta experiencia de salvación comunitaria es lo que suele provocar reacciones creativas para mejorar un edificio o un barrio” (Laudato Si Nº 149)

Laudato Sí, es una encíclica social que ha tenido mucha resonancia, más resonancia hacia afuera de la Iglesia que hacia adentro de la misma. Es una carta muy linda sobre nuestra Casa común, en ella  el Papa dice que hay dos gritos que están profundamente entrelazados, el grito de la tierra y el grito de los pobres.

En los lugares donde parece que no hay esperanza de nada, en los lugares de marginación, sufrimiento y dolor, muchas veces sucede que el amor es más fuerte. Francisco va a decir aquí que se dan experiencias de salvación comunitaria o espacios de salvación comunitaria.

Experiencias: en primer lugar hay que remarcar que el Papa no habla de meras ideas o buenas intenciones, sino de experiencias que realmente se viven y conviven entre los pobres, de las cuales él mismo fue testigo por ejemplo, en Bs As y el gran Bs As.

De Salvación: La vivencia de una esperanza cristiana  que genera historia, porque sabe que Dios quiere la felicidad de sus hijos aquí en la tierra, aunque estén llamados a la vida feliz del Cielo, porque Dios creó todas las cosas para que todos puedan disfrutarlas (Cfr. EG 181-182). En contextos donde no habría que esperar nada bueno florecen estados de paz, hechos de vida y de libertad. Signos de Resurrección y vida. Se percibe la acción del Espíritu Santo.

Comunitaria: Se vive comunitariamente con otros.  Lo que hace que un pueblo sea un pueblo son sus aspiraciones comunes, el proyecto común que lo pone en marcha. El corazón del pueblo late en los pobres y pequeños, porque en sus anhelos más profundos siempre apuntan a lo esencial.

Yo creo que en nuestras prácticas como Familia Grande del Hogar de Cristo, hay mucho de esto, de experiencias de salvación comunitaria, de espacios de salvación comunitaria.

A veces nosotros pensamos que al cielo vamos en remis, pero en realidad vamos en colectivo, vamos juntos. Unos nos ayudamos a otros, si bien cada uno recibe una misión particular, son misiones que se entrelazan, misiones que se ayudan unas a otras y esas tramas  terminan convirtiendo a los lugares, en espacios de salvación comunitaria.

10)“Hablamos de líderes realmente “populares”, no elitistas o clausurados en pequeños grupos de selectos. Para que sean capaces de generar una pastoral popular en el mundo de los jóvenes hace falta que «aprendan a auscultar el sentir del pueblo, a constituirse en sus voceros y a trabajar por su promoción”. Cuando hablamos de “pueblo” no debe entenderse las estructuras de la sociedad o de la Iglesia, sino el conjunto de personas que no caminan como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás: «El pueblo desea que todos participen de los bienes comunes y por eso acepta adaptarse al paso de los últimos para llegar todos juntos». Los líderes populares, entonces, son aquellos que tienen la capacidad de incorporar a todos, incluyendo en la marcha juvenil a los más pobres, débiles, limitados y heridos. No les tienen asco ni miedo a los jóvenes lastimados y crucificados.”(Christus vivit Nº 231)

Este último texto tiene que ver con los líderes populares, con lo que es ser pueblo, con lo que es ser comunidad.

En esto de caminar juntos, si hay que detener el paso para realmente caminar juntos y para que nadie quede atrás, hay que hacerlo.  Me viene la imagen de Jesús. Jesús caminando, la gente que lo rodea y apretuja, pero tiene eso el Señor, sabe estar con la multitud pero a la vez sabe estar atento al grito del más pobre y escucha que por allá gritan.  Un mendigo ciego dice: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”.  Los discípulos lo quieren hacer callar, el ciego dice esta es mi oportunidad, me la tengo que jugar, grita más fuerte, Jesús detiene su marcha y les dice tráiganlo. Y fíjense lo primero que dice Jesús: qué querés que haga por vos. En el fondo le está preguntando cuál es tu sufrimiento, cuál es tu dolor. El Señor llega y no lo llena de palabras, sino que lo escucha, después le dice qué quieres que haga por vos (Cfr. Mc. 10, 46-52). Me viene a la memoria lo que dice Don Orione: “en la puerta de este Hogar no se te preguntará si tenés un nombre que te recomienda, qué nacionalidad tenés o qué religión tenés, sólo se te preguntará cuál es tu sufrimiento, cuál es tu dolor.”

Como comunidad, si hay que lentificar el paso para que caminemos juntos, se lentifica. Y también como comunidad celebramos los pequeños pasos, los pequeños pasos dados por las personas entre miles de situaciones de dificultad porque a nosotros también se nos puede subir la tentación del ‘éxito’, vivimos en un mundo exitista, donde si salís segundo sos el primero de los perdedores. Entonces se nos mete ese modelo también y entonces estamos tentados de grandilocuencia y se nos escapa la mirada de esos pequeños pasos que las personas pueden dar y que son para bendecir a Dios, para alabarlo y para celebrarlo con esas personas. Y en esto Jesús es nuestro maestro que nos enseña a estar atentos, a estar a la pesca de esas pequeñas cosas. Cuando la viuda pobre da dos moneditas en la sala del tesoro donde otros daban mucho, uno dice ‘uh mirá todo lo que dió ese’, pero Jesús invita a mirar distinto, ‘fijate esta pobre viuda, porque dió lo que tenía para vivir pensando ‘alguien necesita más que yo’.’ Lo que para todos pasa desapercibido, para Jesús no pasa desapercibido y lo pone como ejemplo (Cfr. Lc. 21, 1-4)

Esto de caminar juntos nos hace pueblo, y caminar juntos buscando que nadie quede excluido, nadie quede afuera.

 

Como ven, las enseñanzas de Francisco son sencillas, accesibles, a la mano de todos, hay que leerlas y son un modo de traernos el Evangelio de Jesús al mundo de hoy y a la Iglesia de hoy

***

Vamos a trabajar entonces a la luz de estos textos, en 4 comisiones, propondré 4 temas. La idea es hilvanar la conversación a partir de los textos de Francisco.

El primer tema es RECIBIR LA VIDA COMO VIENE:

Este principio es un programa pastoral. Recibir la vida viene como viene, tiene que ver con plantar la Iglesia en lugares  de profundo dolor y estar dispuesto a dejarse interpelar por ese sufrimiento e ir transformando nuestras estructuras para cuidar mejor la vida, para acompañarla, para alentarla, para hacerla crecer y para que las personas que nosotros empezamos a acompañar sean protagonistas de la historia y sean protagonistas de nuestra comunidad y sean en el fondo los que protagonicen la vida de esas pequeñas estructuras que nosotros plantamos. O sea, las estructuras pastorales tienen que estar en diálogo con la vida concreta y dejarse interpelar por esa vida concreta y dejarse transformar. Es así que uno se encuentra realizando cosas que no esperaba para nada encontrarse haciendo –aquí podríamos enumerar los distintos dispositivos que se fueron abriendo-

El segundo tema es ACOMPAÑAR CUERPO A CUERPO:

Acompañar cuerpo a cuerpo, bueno, yo pondría acá el acento de que cada persona es sagrada, cada uno vale la pena, cada vida es una historia sagrada. Está la multitud pero está cada uno. Eso es lo que tiene el Señor, en el Evangelio Jesús nos maravilla con esa exquisita humanidad de moverse entre las multitudes y a la vez tener lugar en su corazón para cada uno. Cuerpo a cuerpo va por ese lado, va de la mano con recibir la vida como viene. Aquí se pueden ver los textos que leíamos acerca de acompañar, de involucrarse.

El tercer tema es HOSPITAL DE CAMPAÑA:

Tiene que ver con la premura por vivir el Evangelio de la Misericordia. Hay que acompañar a los descartados, a los que no cuentan a los ojos del mundo. Hay que acompañar la vida, no hay que perder tiempo y hay que ir a lo esencial. ¿Qué sería lo esencial? En el texto está explicado pero por ahí puede salir algo más.

El cuarto tema es EXPERIENCIAS O ESPACIOS DE SALVACIÓN COMUNITARIA:

¿Cómo debería  ser una vida en comunidad abierta a recibir la vida como viene y transformarse en un espacio de salvación?  ¿Cómo ayudar a transitar distintos momentos de la vida en comunidad? A modo de ejemplo los dividimos en los siguientes momentos. Primer tiempo de la vida en comunidad, la experiencia de decir: son todos ángeles, me gusta estar acá. Segundo tiempo de la vida en comunidad, la experiencia de decir: ahora son todos demonios, me voy de acá. Y en un tercer momento la experiencia de decir: no somos ni ángeles ni demonios, Dios nos ha puesto a caminar juntos, con nuestra belleza y con nuestros límites, pero a caminar juntos. Y queremos caminar juntos y vivir esta experiencia de salvación comunitaria.

Serían los 4 temas para charlar, conversar y poner luego un poquito en común.

 

 

Gustavo Carrara. Obispo Auxiliar de Bs As. Vicario para la pastoral de Villas.

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